
La propia Varvara Gornostayeva, directora de la editorial Corpus, que edita Maus en Rusia, confirmó lo ocurrido a The Guardian. Se da así la paradoja de que un libro basado en los recuerdos del padre de Spiegelman, internado en un campo de concentración, y volcado en denunciar la barbarie del Holocausto, sea prohibido precisamente por lo contrario, por hacer propaganda de aquel horror. Tanto que el autor ha definido la decisión como “la señal de algo peligroso”, en declaraciones a The Guardian. “Es una auténtica pena, porque es un libro sobre la memoria. Y no queremos que las culturas borren la memoria”, ha añadido Spiegelman.
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