
En ese intento de regresar a la normalidad, Alexei Chuyanov, presidente del Comité de Defensa de la ciudad, pensó en organizar un partido de fútbol. Apoyado por el NKVD y el teniente general Alexander Voronin, recurrieron a Vasily Ermasov, portero del Tratkor, el equipo que cuando hubo que detener la Liga soviética a causa de la invasión nazi era cuarto en la tabla. Con jugadores notables como el delantero Ponomarev, Protsenko, Liventsev o el mismo Ermasov había llegado a ser líder en un par de jornadas.
Ermasov había formado parte de la defensa de la ciudad y en abril fue retirado del frente para retornar a la ciudad y organizara el partido. Con una trayectoria notable antes de la guerra como portero, Ermasov comenzó a recuperar la pista de sus compañeros de vestuario y del otro equipo de la ciudad, el Dynamo. Muchos habían combatido en la ciudad y otros habían sido enviados a los Urales para que la joya de la ciudad (la fábrica de tractores Octubre Rojo y de cañones Barricady) pudiera seguir produciendo.
El primer problema fue encontrar un estadio en el que jugar. Los dos campos principales de la ciudad, los de Traktor y Dynamo, eran escombros irrecuperables. El Ejército y la población civil trabajaron a destajo para que el llamado ‘Nitrógeno', en el barrio de Beketovka, pasara de ser un cráter a un lugar en el que poder jugar. Lo que era un terreno para cañones antiaéreos se convirtió en un campo de fútbol.
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Mariscal Panzer