Técnicas de conservación y restauración
Publicado: 26 11 2007 20:45
La eliminación de las carcomas en las empuñaduras y vainas de madera.
Uno de los principales problemas que se encuentra el coleccionista o poseedor de una espada antigua es el estado deteriorado que suelen presentar las empuñaduras. La composición de las mismas, que era generalmente madera recubierta de piel, las hacen muy sensibles al paso del tiempo. Mientras que la oxidación de la hoja hace que sea bastante urgente la detención del proceso, en el caso de las empuñaduras cuyo principal enemigo son las carcomas, hacen que en el caso de tenerlas activas la actuación deba ser totalmente inmediata.
Nos centraremos entonces en este último supuesto:
La eliminación de la carcoma de las maderas es muchas veces un trabajo inútil cuando solamente se utilizan productos insecticidas contra ellas, ya sea por impregnación líquida o el más sofisticado método de la cámara de gas. Ambos casos pueden ser eficaces para matar al insecto pero podrán quedar, y de hecho normalmente quedan, los huevos que una vez eclosionados vuelven a reiniciar el ciclo. Por eso solemos oír tantas veces eso de que “la carcoma ha vuelto”. Para evitar este “regreso” que como vimos no es tal, sino el nacimiento de nuevos insectos de huevos puestos anteriormente por los que habíamos eliminado, la mejor solución es de lo más simple y además no altera ni la madera ni el cuero, que en caso de sufrir tratamiento químico pueden al menos cambiar de color.
La eliminación de la carcoma sin alterar las piezas:
Mejor la empuñadura sola si hemos podido desmontarla, caso contrario la pieza entera, la meteremos en un congelador de tamaño suficiente para poder introducirla. En el caso de la empuñadura sola bastará el congelador doméstico del frigorífico, caso de ser una espada o sable completos precisaremos un arcón o un congelador independiente al que quitaremos los cajones precisos.
La pieza debemos envolverla en plástico cerrado herméticamente que impida dentro de lo posible cualquier alteración en el estado de humedad interno de la madera que tratamos. El tiempo de permanencia en el congelador que personalmente recomiendo es de al menos un mes. Una vez transcurrido el plazo y sin abrir el plástico protector, debemos ser sumamente cuidadosos en el descongelado que debe hacerse a ser posible dentro de un frigorífico o en una estancia más bien fresca durante unos días, transcurridos los cuales dejaremos todavía unos días más la pieza tratada sin el plástico protector recuperando su nivel de humedad ambiental, esto último es importante cuando la pieza va a estar en un lugar distinto al original. Una vez terminado el proceso la empuñadura estará libre no solamente de carcomas, que habrán muerto, sino también de sus minúsculos huevos que dilatados por la congelación habrán reventado inexorablemente.
El método sirve también cuando queremos eliminar, aparte de las carcomas, cualquier otro insecto barrenador y lógicamente también podemos usarlo para cualquier vaina de madera.
La conservación del pavonado en las armas antiguas:
El problema de la conservación del pavonado en las armas antiguas suele ir unido al de los grabados o relieves en oro que normalmente le acompañan en las piezas de mayor calidad.
El pavonado tan característico de los sables para oficiales a partir de mediados del siglo XVIII, que alcanza su más hermosa expresión en los tonos azules, nos llega la mayoría de las veces con desgaste producido por la limpieza y el roce de la vaina. El que una pieza mantenga la cantidad suficiente como para apreciar la tonalidad es un logro suficiente y raro como para que pongamos todo el empeño en mantenerlo sin deteriorarlo más.
El intentar realzar el pavonado con una limpieza profunda es algo peligroso que en general no es aconsejable. Naturalmente todo depende del estado de la pieza al llegar a nuestras manos. Si hay suciedad o grasa lo mejor es quitarla con agua templada y un jabón natural neutro que debemos aclarar por si acaso lo antes posible, para secar con un paño suave y sin frotar.
Para la protección podemos usar una cera de abeja sin aditivos, extendida en una capa muy fina, aplicada suavemente y abrillantada con la mínima presión de otro paño suave. La cera podemos calentarla ligeramente para facilitar la aplicación que debemos hacer con cantidades ínfimas de cada vez. Siempre es recomendable no actuar con movimientos amplios, sino sobre zonas pequeñas, observando si nuestra acción altera el pavonado antes de continuar. La cera le dará una vez seca y abrillantada una viveza que no debe nunca llevarnos a intentar aumentar con una acción más enérgica y continuada. El que lleguemos a tener una pieza antigua con su pavonado original es algo suficientemente importante como para no arriesgarnos a perderlo.
Hay en el mercado productos que se indican como profesionales para anticuarios y restauradores, mucho cuidado con ellos, asegurémonos antes de que son neutros en su actuación sobre las superficies a aplicar. No olvidemos que el fin de esos productos puede ser el de dar realce a las piezas con fines estéticos y comerciales, sacrificando a veces la verdadera conservación que es, simplemente, el mantener incólume lo que tenía en origen la pieza que ha llegado a nuestras manos.
La fuente de este articulo y del anterior corresponden a la pagina:www.spainswords.com
Uno de los principales problemas que se encuentra el coleccionista o poseedor de una espada antigua es el estado deteriorado que suelen presentar las empuñaduras. La composición de las mismas, que era generalmente madera recubierta de piel, las hacen muy sensibles al paso del tiempo. Mientras que la oxidación de la hoja hace que sea bastante urgente la detención del proceso, en el caso de las empuñaduras cuyo principal enemigo son las carcomas, hacen que en el caso de tenerlas activas la actuación deba ser totalmente inmediata.
Nos centraremos entonces en este último supuesto:
La eliminación de la carcoma de las maderas es muchas veces un trabajo inútil cuando solamente se utilizan productos insecticidas contra ellas, ya sea por impregnación líquida o el más sofisticado método de la cámara de gas. Ambos casos pueden ser eficaces para matar al insecto pero podrán quedar, y de hecho normalmente quedan, los huevos que una vez eclosionados vuelven a reiniciar el ciclo. Por eso solemos oír tantas veces eso de que “la carcoma ha vuelto”. Para evitar este “regreso” que como vimos no es tal, sino el nacimiento de nuevos insectos de huevos puestos anteriormente por los que habíamos eliminado, la mejor solución es de lo más simple y además no altera ni la madera ni el cuero, que en caso de sufrir tratamiento químico pueden al menos cambiar de color.
La eliminación de la carcoma sin alterar las piezas:
Mejor la empuñadura sola si hemos podido desmontarla, caso contrario la pieza entera, la meteremos en un congelador de tamaño suficiente para poder introducirla. En el caso de la empuñadura sola bastará el congelador doméstico del frigorífico, caso de ser una espada o sable completos precisaremos un arcón o un congelador independiente al que quitaremos los cajones precisos.
La pieza debemos envolverla en plástico cerrado herméticamente que impida dentro de lo posible cualquier alteración en el estado de humedad interno de la madera que tratamos. El tiempo de permanencia en el congelador que personalmente recomiendo es de al menos un mes. Una vez transcurrido el plazo y sin abrir el plástico protector, debemos ser sumamente cuidadosos en el descongelado que debe hacerse a ser posible dentro de un frigorífico o en una estancia más bien fresca durante unos días, transcurridos los cuales dejaremos todavía unos días más la pieza tratada sin el plástico protector recuperando su nivel de humedad ambiental, esto último es importante cuando la pieza va a estar en un lugar distinto al original. Una vez terminado el proceso la empuñadura estará libre no solamente de carcomas, que habrán muerto, sino también de sus minúsculos huevos que dilatados por la congelación habrán reventado inexorablemente.
El método sirve también cuando queremos eliminar, aparte de las carcomas, cualquier otro insecto barrenador y lógicamente también podemos usarlo para cualquier vaina de madera.
La conservación del pavonado en las armas antiguas:
El problema de la conservación del pavonado en las armas antiguas suele ir unido al de los grabados o relieves en oro que normalmente le acompañan en las piezas de mayor calidad.
El pavonado tan característico de los sables para oficiales a partir de mediados del siglo XVIII, que alcanza su más hermosa expresión en los tonos azules, nos llega la mayoría de las veces con desgaste producido por la limpieza y el roce de la vaina. El que una pieza mantenga la cantidad suficiente como para apreciar la tonalidad es un logro suficiente y raro como para que pongamos todo el empeño en mantenerlo sin deteriorarlo más.
El intentar realzar el pavonado con una limpieza profunda es algo peligroso que en general no es aconsejable. Naturalmente todo depende del estado de la pieza al llegar a nuestras manos. Si hay suciedad o grasa lo mejor es quitarla con agua templada y un jabón natural neutro que debemos aclarar por si acaso lo antes posible, para secar con un paño suave y sin frotar.
Para la protección podemos usar una cera de abeja sin aditivos, extendida en una capa muy fina, aplicada suavemente y abrillantada con la mínima presión de otro paño suave. La cera podemos calentarla ligeramente para facilitar la aplicación que debemos hacer con cantidades ínfimas de cada vez. Siempre es recomendable no actuar con movimientos amplios, sino sobre zonas pequeñas, observando si nuestra acción altera el pavonado antes de continuar. La cera le dará una vez seca y abrillantada una viveza que no debe nunca llevarnos a intentar aumentar con una acción más enérgica y continuada. El que lleguemos a tener una pieza antigua con su pavonado original es algo suficientemente importante como para no arriesgarnos a perderlo.
Hay en el mercado productos que se indican como profesionales para anticuarios y restauradores, mucho cuidado con ellos, asegurémonos antes de que son neutros en su actuación sobre las superficies a aplicar. No olvidemos que el fin de esos productos puede ser el de dar realce a las piezas con fines estéticos y comerciales, sacrificando a veces la verdadera conservación que es, simplemente, el mantener incólume lo que tenía en origen la pieza que ha llegado a nuestras manos.
La fuente de este articulo y del anterior corresponden a la pagina:www.spainswords.com