Los alemanes hicieron estallar cámaras de gas y quemaron almacenes en Auschwitz al acercarse el Ejército Rojo, pero su retirada fue apresurada y caótica, y no consiguieron destruirlo todo. Hoy, muchas de las estructuras originales siguen en pie, lo que hace del sitio un poderoso testimonio visual de los crímenes cometidos allí.

Las barracas de ladrillo rojo en las que vivieron reclusos hambrientos están cayendo en ruinas. El tiempo retuerce los zapatos de cuero de las víctimas. Cabello cortado para tejido se está volviendo polvo.
Auschwitz se está desplomando. El más poderoso testimonio de los crímenes del nazismo es destruido por la edad y el turismo masivo. Ahora, guardianes del memorial se afanan por salvar lo que puedan antes de que sea demasiado tarde, destacó AP.
Funcionarios lanzaron a fines de enero una campaña global para recaudar 120 millones de euros (165 millones de dólares) para crear un "fondo perpetuo" cuyos intereses puedan ser empleados para reparar barracas, torres de vigías, crematorios y otras estructuras den el museo estatal Auschwitz-Birkenau den el sur de Polonia.
Los nazis abrieron Auschwitz poco después de invadir Polonia en 1939, el acto que desató la Segunda Guerra Mundial, usándolo inicialmente como campo de concentración para polacos y prisioneros políticos. Al implementar el plan para exterminar a judíos, gitanos y otros grupos en Europa, los nazis construyeron junto a Auschwitz el campo de la muerte de Birkenau.
Los alemanes terminaron transportando gente en vagones de ganado desde todo el continente al campo, y asesinaron al menos a 1,1 millones de personas en cámaras de gas o por otros medios barbáricos.
El director del museo, Piotr Cywinski, hizo un pedido de ayuda durante ceremonias la semana pasada para marcar el 66° aniversario de la liberación del campo por tropas soviéticas, al lanzar la campaña de recaudación de fondos. El mensaje de la campaña ha sido colocado Facebook, en diarios y otros medios.
"No quedan restos en Treblinka, Kulmhof, Sobibor y Belzec", dijo Cywinski, refiriéndose a los campos de exterminio que los nazis destruyeron en un esfuerzo por ocultar sus crímenes. "No permitamos que el mayor de estos campos de la muerte -y el único aún reconocible- caiga en ruinas a causa de los estragos del tiempo y de nuestra indiferencia", señaló.
Los esfuerzos recibieron un gran impulso con una donación de 60 millones de euros (80 millones de dólares) de Alemania. Junto con promesas de Estados Unidos (12 millón es de euros), Austria (6 millones) y sumas menores de otros países, el fondo ha recaudado ya 80 millones de euros.
El museo planea comenzar a usar el dinero en el 2012 con trabajos para salvar 45 barracas de ladrillo en Birkenau donde mujeres hambrientas, temblando por el intenso frío, dormían juntas en literas de madera antes de morir por los trabajos forzados o en las cámaras de gas.
Apenas hace unos años, los visitantes podían entrar a todas las barracas. Hoy solamente cuatro pueden ser visitadas cuando el clima lo permite. Incluso las que están en mejor forma tienen suelos hendidos con ladrillos sueltos, paredes rajadas y techos sostenidos por vigas de madera.
"Realmente no podemos esperar más", dijo Cywinski en una entrevista. "En 10 años, esto va a a estar en ruinas", añadió.
Parte del reto está en el hecho de que las barracas y otras estructuras en Auschwitz fueron construidas apresuradamente durante la guerra con propósitos de exterminio y no con la intención de que durasen. Añádase a eso el masivo turismo moderno: el sitio atrajo casi 1,4 millones de visitantes el año pasado, el triple que en el 2001.
El turismo ha incrementado en Polonia, un antiguo país comunista del bloque soviético que es ahora un miembro de la Unión Europea. Vuelos de bajo costo traen a turistas a la vecina Cracovia desde todas partes de Europa.
Pero el reciente interés se debe también al papel especial que tiene Auschwitz en el recuerdo del Holocausto, un hecho resaltado por la cantidad de visitantes no solamente de Europa, Israel y Estados Unidos, sino también de lugares tan lejanos como Japón y Corea del Sur.
"Una visita a Auschwitz es más que una simple visita a un memorial", dijo Paul Shapiro, director del Centro de Estudios Avanzados del Holocausto en el Museo Memorial del Holocausto en Washington.
Los alemanes hicieron estallar cámaras de gas y quemaron almacenes en Auschwitz al acercarse el Ejército Rojo, pero su retirada fue apresurada y caótica, y no consiguieron destruirlo todo. Hoy, muchas de las estructuras originales siguen en pie, lo que hace del sitio un poderoso testimonio visual de los crímenes cometidos allí.
Ayuda además a la gente a entender mejor lo sucedido en campos de exterminio como Treblinka y Belzec, que los alemanes destruyeron completamente. Esos lugares están marcados sólo por memoriales.
"Uno puede realmente tener una idea del horror de lo sucedido allí", Shapiro. "Uno se lleva una imagen de lo sucedido en los campos de la muerte construidos por el Tercer Reich", acotó.
Fuente: http://www.eluniversal.com/2011/02/03/i ... 5011.shtmlAuschwitz se está desplomando. El más poderoso testimonio de los crímenes del nazismo es destruido por la edad y el turismo masivo. Ahora, guardianes del memorial se afanan por salvar lo que puedan antes de que sea demasiado tarde, destacó AP.
Funcionarios lanzaron a fines de enero una campaña global para recaudar 120 millones de euros (165 millones de dólares) para crear un "fondo perpetuo" cuyos intereses puedan ser empleados para reparar barracas, torres de vigías, crematorios y otras estructuras den el museo estatal Auschwitz-Birkenau den el sur de Polonia.
Los nazis abrieron Auschwitz poco después de invadir Polonia en 1939, el acto que desató la Segunda Guerra Mundial, usándolo inicialmente como campo de concentración para polacos y prisioneros políticos. Al implementar el plan para exterminar a judíos, gitanos y otros grupos en Europa, los nazis construyeron junto a Auschwitz el campo de la muerte de Birkenau.
Los alemanes terminaron transportando gente en vagones de ganado desde todo el continente al campo, y asesinaron al menos a 1,1 millones de personas en cámaras de gas o por otros medios barbáricos.
El director del museo, Piotr Cywinski, hizo un pedido de ayuda durante ceremonias la semana pasada para marcar el 66° aniversario de la liberación del campo por tropas soviéticas, al lanzar la campaña de recaudación de fondos. El mensaje de la campaña ha sido colocado Facebook, en diarios y otros medios.
"No quedan restos en Treblinka, Kulmhof, Sobibor y Belzec", dijo Cywinski, refiriéndose a los campos de exterminio que los nazis destruyeron en un esfuerzo por ocultar sus crímenes. "No permitamos que el mayor de estos campos de la muerte -y el único aún reconocible- caiga en ruinas a causa de los estragos del tiempo y de nuestra indiferencia", señaló.
Los esfuerzos recibieron un gran impulso con una donación de 60 millones de euros (80 millones de dólares) de Alemania. Junto con promesas de Estados Unidos (12 millón es de euros), Austria (6 millones) y sumas menores de otros países, el fondo ha recaudado ya 80 millones de euros.
El museo planea comenzar a usar el dinero en el 2012 con trabajos para salvar 45 barracas de ladrillo en Birkenau donde mujeres hambrientas, temblando por el intenso frío, dormían juntas en literas de madera antes de morir por los trabajos forzados o en las cámaras de gas.
Apenas hace unos años, los visitantes podían entrar a todas las barracas. Hoy solamente cuatro pueden ser visitadas cuando el clima lo permite. Incluso las que están en mejor forma tienen suelos hendidos con ladrillos sueltos, paredes rajadas y techos sostenidos por vigas de madera.
"Realmente no podemos esperar más", dijo Cywinski en una entrevista. "En 10 años, esto va a a estar en ruinas", añadió.
Parte del reto está en el hecho de que las barracas y otras estructuras en Auschwitz fueron construidas apresuradamente durante la guerra con propósitos de exterminio y no con la intención de que durasen. Añádase a eso el masivo turismo moderno: el sitio atrajo casi 1,4 millones de visitantes el año pasado, el triple que en el 2001.
El turismo ha incrementado en Polonia, un antiguo país comunista del bloque soviético que es ahora un miembro de la Unión Europea. Vuelos de bajo costo traen a turistas a la vecina Cracovia desde todas partes de Europa.
Pero el reciente interés se debe también al papel especial que tiene Auschwitz en el recuerdo del Holocausto, un hecho resaltado por la cantidad de visitantes no solamente de Europa, Israel y Estados Unidos, sino también de lugares tan lejanos como Japón y Corea del Sur.
"Una visita a Auschwitz es más que una simple visita a un memorial", dijo Paul Shapiro, director del Centro de Estudios Avanzados del Holocausto en el Museo Memorial del Holocausto en Washington.
Los alemanes hicieron estallar cámaras de gas y quemaron almacenes en Auschwitz al acercarse el Ejército Rojo, pero su retirada fue apresurada y caótica, y no consiguieron destruirlo todo. Hoy, muchas de las estructuras originales siguen en pie, lo que hace del sitio un poderoso testimonio visual de los crímenes cometidos allí.
Ayuda además a la gente a entender mejor lo sucedido en campos de exterminio como Treblinka y Belzec, que los alemanes destruyeron completamente. Esos lugares están marcados sólo por memoriales.
"Uno puede realmente tener una idea del horror de lo sucedido allí", Shapiro. "Uno se lleva una imagen de lo sucedido en los campos de la muerte construidos por el Tercer Reich", acotó.