¿Provocó Stalin la II Guerra Mundial?
Publicado: 29 09 2015 18:52
Se publica en España «El rompehielos», libro del militar y espía ruso Victor Suvórov en el que quiso difundir la teoría de que (construyendo su propia realidad) fue el líder soviético, y no Hitler, el principal culpable del estallido bélico de 1939

Brindis de Stalin (derecha) tras firmar el pacto de no agresión entre Alemania y la URSS, sellado en Moscú el 23 de agosto de 1939
Acaba de aparecer en España la obra «El rompehielos», del ruso Victor Suvórov, seudónimo de Vladímir Bogdánovich Rezún, militar y espía soviético que en 1978, a los 31 años, desertó del GRU (el Departamento Central de Inteligencia) cuando cumplía una misión en Ginebra. Trasladado clandestinamente junto con su familia a Gran Bretaña, colaboró con los servicios secretos de aquel país hasta que, bajo el seudónimo que seguiría luego empleando, comenzó a escribir sobre la Guerra Fría, la Segunda Guerra Mundial, los servicios secretos soviéticos, personajes relevantes de la URSS y obras de ficción, unos 20 libros hasta la fecha entre los que el más polémico es «El rompehielos», una obra que nos llega con retraso pues apareció en 1985. Según Suvórov, fue Stalin y no Hitler quien comenzó la Segunda Guerra Mundial.
El Führer habría sido una herramienta en manos de Stalin hasta que advirtió la realidad y se revolvió contra la URSS. Stalin, preparando la conquista del mundo, habría favorecido el rearme alemán para utilizar a los nazis como ariete (rompehielos) en la destrucción o debilitamiento de las demo era algo planificado por el Kremlin desde mucho antes para disponer de una frontera directa con el III Reich, sin el estorbo de territorios tapón. Igualmente, la presencia soviética en las repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania) y la guerra con Finlandia constituían parte del mismo plan. Y, de similar manera, el ataque alemán a la URSS, el 22 de junio de 1941, era un capote tendido a la embestida de Hitler para destrozarle en las heladas estepas rusas.
No continuaré desmenuzando el libro para que el lector pueda hacerlo y evitar una minuciosa réplica en breve artículo a sus 645 páginas. «El rompehielos» contiene cientos de datos, análisis y opiniones auténticos, pero acerca de estos mimbres debe decirse, primero, que no son nuevos: el espía estaría impuesto en los sistemas de la inteligencia militar soviética (GRU) al final de la Guerra Fría, pero aquí no hay archivos desvelados, entre otras cosas porque esta obra se escribió hace 30 años, en la época de Andropov y Chernenko, cuando toda la documentación estaba bajo siete candados; y, segundo, que en su composición Suvórov opera sin ningún escrúpulo como historiador: utiliza lo que interesa a sus fines y soslaya lo que contradice a sus tesis. Ya lo denunció Alexei Isáev, el gran historiador ruso de la Segunda Guerra Mundial: cuando Suvórov consulta las fuentes «sólo ve lo que necesita».
Más información sobre la noticia: http://www.larazon.es/cultura/provoco-s ... P6nCeWIyYp
Saludos
Mariscal Panzer

Brindis de Stalin (derecha) tras firmar el pacto de no agresión entre Alemania y la URSS, sellado en Moscú el 23 de agosto de 1939
El Führer habría sido una herramienta en manos de Stalin hasta que advirtió la realidad y se revolvió contra la URSS. Stalin, preparando la conquista del mundo, habría favorecido el rearme alemán para utilizar a los nazis como ariete (rompehielos) en la destrucción o debilitamiento de las demo era algo planificado por el Kremlin desde mucho antes para disponer de una frontera directa con el III Reich, sin el estorbo de territorios tapón. Igualmente, la presencia soviética en las repúblicas bálticas (Estonia, Letonia y Lituania) y la guerra con Finlandia constituían parte del mismo plan. Y, de similar manera, el ataque alemán a la URSS, el 22 de junio de 1941, era un capote tendido a la embestida de Hitler para destrozarle en las heladas estepas rusas.
No continuaré desmenuzando el libro para que el lector pueda hacerlo y evitar una minuciosa réplica en breve artículo a sus 645 páginas. «El rompehielos» contiene cientos de datos, análisis y opiniones auténticos, pero acerca de estos mimbres debe decirse, primero, que no son nuevos: el espía estaría impuesto en los sistemas de la inteligencia militar soviética (GRU) al final de la Guerra Fría, pero aquí no hay archivos desvelados, entre otras cosas porque esta obra se escribió hace 30 años, en la época de Andropov y Chernenko, cuando toda la documentación estaba bajo siete candados; y, segundo, que en su composición Suvórov opera sin ningún escrúpulo como historiador: utiliza lo que interesa a sus fines y soslaya lo que contradice a sus tesis. Ya lo denunció Alexei Isáev, el gran historiador ruso de la Segunda Guerra Mundial: cuando Suvórov consulta las fuentes «sólo ve lo que necesita».
Más información sobre la noticia: http://www.larazon.es/cultura/provoco-s ... P6nCeWIyYp
Saludos
Mariscal Panzer