
Desde muy joven, Turing siempre mostró especial interés en las matemáticas y el cálculo, destacando estas habilidades en su época escolar frente al resto de disciplinas. Esta predilección por las matemáticas frente a otras disciplinas le llevó a suspender sus exámenes finales y a ingresar en la universidad que había elegido como segunda opción: el King’s College de la Universidad de Cambridge, lugar en el que se quedó y en 1935 obtuvo una plaza como profesor.
Al año siguiente, Turing editó un trabajo publicado por la Sociedad Matemática de Londres: On computable numbers, with an application to the Entscheidungsproblem, un trabajo que presentó un modelo formal de computador, la máquina de Turing, que trazaba una línea que dividía los problemas matemáticos en dos grupos, los que podían resolverse mediante un computador y los que no podían ser resueltos por una máquina. Este modelo teórico y su análisis de complejidad de algoritmos se sigue usando hoy en día, por ejemplo, en el mundo del Álgebra (los problemas P y NP). Durante 1937 y 1938, Turing realizó su doctorado en la Universidad de Princeton, gracias a que sus trabajos llamaron la atención de John von Neumann, momento en el que, durante la defensa de su tesis, introdujo el término hipercomputación.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Alan Turing fue reclutado, junto a otros matemáticos, por el ejército británico para descifrar los códigos criptográficos alemanes, que procedían de la famosa máquina Enigma. Durante estos años, Turing colaboró en el diseño de una máquina, construida a base de relés, denominada Bombe cuya función era descifrar los códigos alemanes. Además, con el objeto de mejorar las máquinas descifradoras, sentó las bases para poder construir la primera computadora electrónica, Colossus, realizada con válvulas de vacío y de la que se construyeron diez unidades desde 1943. Tras finalizar la guerra y por los servicios prestados (que salvaron muchas vidas en el Atlántico), le fue concedida la Orden del Imperio Británico en 1946.
Propongo considerar la siguiente cuestión: ¿Pueden pensar las máquinas?
En este artículo, Alan Turing abordó el problema de la inteligencia artificial y propuso un experimento, conocido como la prueba de Turing, que definía una prueba estándar con la que poder catalogar si una máquina era “sensible” o “sintiente” y llegando a pronosticar que en el año 2000 las máquinas serían capaces de imitar tan bien a los humanos que, en un 70% de los casos, sería muy complicado averiguar si estábamos hablando con una máquina o con un ser humano (algo que no llegó a ocurrir pero que a todos nos recuerda a Blade Runner).
En 1952, en plena cúspide de su carrera, Alan Turing fue procesado por ser homosexual (que en esa época era delito en Inglaterra) y fue condenado o bien a la castración química o a un año de prisión. Optó por la castración química que le acarreó graves secuelas físicas y, en 1954, murió tras ingerir una manzana envenenada con cianuro, acto que fue considerado como suicidio en aquella época, si bien hay teorías que apuntan al asesinato.[/align]
Fuentes:
http://bitelia.com
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