George Patton
George Smith Patton Jr.
George Patton fue uno de los mejores estrategas y quizás el mas carismático de los militares del siglo XX. Fue el general occidental más temido por los oficiales alemanes durante la Segunda Guerra Mundial y aunque su figura sigue siendo motivo de discusiones y malentendidos, nadie duda de la importancia de su aportación a la causa aliada en la Segunda Guerra Mundial.
Primeros años
George Smith Patton Jr. nació el 11 de noviembre de 1885 en el pueblo de San Gabriel, en el estado de California. Era hijo de una acaudalada e influyente familia. El padre de Patton, un conocido abogado, quiso dar a su hijo una sólida educación en la que la literatura clásica y la historia fueron las protagonistas. Patton creció escuchando relatos como la Ilíada y la Odisea de Homero, así como las sagas de Macaulay sobre la antigua Roma y los relatos de aventuras de Kipling. Disponía de una memoria prodigiosa, y podía recitar la Biblia de memoria. A pesar de su gran inteligencia, no fue capaz de aprender a leer hasta los nueve años y comenzó a ir al colegio a los 11, una vez superados los problemas de lectura. Lo más probable es que Patton sufriese de dislexia, un mal que no fue diagnosticado en su infancia.
Tanto su padre como su abuelo habían asistido al Instituto Militar de Virginia, donde era profesor el favorito de Patton, el General de la guerra Civil estadounidense Thomas "Stonewall" Jackson. Su abuelo había luchado como Coronel en el ejército confederado y había fallecido en la batalla de Cedar Creek, en 1864. La bala que se le extrajo estaba enmarcada y presidía la sala de estar de la familia, un icono que Patton veneraba.
A los 10 años, Patton decidió que quería dedicarse a la carrera militar y convertirse en un general famoso. Así, paso el resto de su infancia aprendiendo las cosas que creía que un gran general debía saber. Esta fijación en el logro de sus objetivos se mantendría durante toda su vida. Mientras estudiaba en el colegio, transmitió a su padre la intención de ingresar en la academia de oficiales de West Point.
Carrera militar
Tras verse obligado a estudiar un curso en la misma escuela militar que su padre, logró finalmente entrar en West Point. En la academia destacó en la práctica de varios deportes, entre ellos el fútbol americano y la hípica. Su graduación de West Point se retrasó un año debido a sus malos resultados en matemáticas, aunque despuntó en las demás asignaturas, demostrando ya su especial talento militar, lo que le valió ser nombrado adjunto del cuerpo de cadetes de la academia. Finalmente se graduó en 1909 con el rango de Teniente, y eligió el arma de Caballería, sin duda viéndose al frente de una carga a caballo contra sus enemigos.Tras la graduación se casó con Beatrice Ayer, hija de un acaudalado industrial que había conocido durante los años de estudio en la institución militar. En el transcurso de los dos años siguientes Patton cultivó su amor a los deportes, convirtiéndose en el mejor jugador de Polo del ejército estadounidense.
Patton como joven cadete de West Point
Patton representó a su país en las olimpiadas de Estocolmo de 1912 en la modalidad de pentatlón moderno. Tras las olimpiadas, Patton efectuó una visita a la Escuela de Caballería francesa en calidad de observador del ejército estadounidense con el fin de estudiar las técnicas de entrenamiento con sable. Tras un estudio del uso de este arma, Patton se convirtió en la máxima autoridad en su manejo y se le asignó la enseñanza de la técnica a sus colegas oficiales. Su afán de perfeccionismo le hizo crear un nuevo sable de Caballería, el M1913 y el manual oficial de entrenamiento para su uso.
En la foto, un joven oficial Patton
A pesar de mantenerse ocupado, lo único que deseaba Patton era entrar en combate. En 1915 fue trasladado al Fuerte Bliss, en la frontera con México, donde efectuó varias patrullas de caballería a lo largo de la frontera. En 1916 tuvo la oportunidad que esperaba, siendo asignado como ayudante del General Pershing en la expedición punitiva contra Pancho Villa en México. En el transcurso de un enfrentamiento durante la expedición, Patton mató al General Cárdenas, jefe de los guardaespaldas de Villa, y a otro rebelde que se le enfrentó, con su revolver Colt de simple acción que había adquirido en 1915. Fue este revolver de cachas de marfil el que se asociaría con la figura del Patton durante la Segunda Guerra Mundial. Tras la expedición y como resultado de dicha acción fue ascendido a Primer Teniente.
Foto de Patton junto con el General Pershing
Una instantánea tomada durante la expedición punitiva a México
La Primera Guerra Mundial
Cuando Los EE.UU. declararon la guerra a Alemania, el General Pershing se acordó del valeroso oficial que había sido su ayudante en México y le pidió ser miembro de su Cuartel General, ascendiéndole a Capitán. Tras su llegada a Francia, Patton solicitó ser trasladado a un puesto de combate. Su petición fue atendida, y Patton fue asignado al recién creado cuerpo carros de combate. Con su habitual ímpetu, Patton alcanzo el triunfo, junto a sus colegas británicos, en la batalla de Cambrai (Francia), uno de los primeros enfrentamientos entre carros de combate. Poco después asistió a un curso para carristas del ejército francés. En ese periodo Patton fue ascendido hasta el grado de Teniente Coronel. Los carros liderados por Patton eran los encargados de efectuar misiones de reconocimiento. En una de las que tuvo lugar durante la batalla de St. Mihiel, Patton, presagiando sus famosos avances de la siguiente contienda, penetró profundamente entre las líneas enemigas con los primitivos carros de combate Renault dejando atrás a la infantería y desconcertando a los alemanes, acción por la que fue condecorado con la Estrella de Plata. Con sus recién adquiridos conocimientos , Patton organizó la escuela de carros de combate estadounidenses en Langres (Francia) donde entrenó a un total de quinientos alumnos.
Patton en la escuela de carros de combate
A pesar de defender con vehemencia el uso del carro de combate como una potente arma en la guerra, el congreso estadounidense no estaba dispuesto a asignar fondos para crear una fuerza acorazada de consideración. A pesar del revés, Patton no dejó de efectuar experimentos para modernizar el empleo de carros, como abogar por la mejora de las comunicaciones de radio entre vehículos y formó parte del equipo que desarrolló el soporte coaxial para ametralladoras y cañones para los carros de combate. A pesar de sus esfuerzos, Patton volvió a su rango de Capitán en 1920. El cuerpo de blindados fue disuelto como tal y las unidades de carros fueron absorbidas por el ejército de tierra. Casi de inmediato, fue de nuevo ascendido a Mayor, volviendo al cuerpo de Caballería.
Tras pasar un periodo de tiempo destinado en Hawai, Patton fue asignado al fuerte Myer, en Virginia a finales de los años treinta. Poco después del comienzo de la guerra relámpago que los alemanes desataron en Europa en 1939, Patton pudo convencer finalmente al Congreso de la necesidad de contar con unas potentes divisiones blindadas. Tras su aprobación, Patton fue ascendido a general de brigada y puesto al mando de la brigada blindada. Esta brigada creció hasta convertirse en la 2ª división blindada, y Patton fue ascendido a General. A medida que las fuerzas acorazadas crecían, Patton fue a su vez asumiendo mayor responsabilidad, siendo nombrado comandante del 1er Cuerpo blindado. Patton estableció el Centro de Entrenamiento en Desierto en Indio, California.
La Segunda Guerra Mundial
Tras la declaración de guerra a los EE.UU. por parte de Alemania en diciembre de 1941, se decidió que la primera intervención de las fuerzas estadounidenses en la contienda sería en el norte de África. La denominada operación Torch contaría con desembarcos en Marruecos y Argelia. Patton fue trasladado al desierto para que los miembros del cuerpo de carros se entrenasen en un entorno similar al que tendrían que luchar.
George S. Patton, U.S. Army y el Vicealmirante John L. Hall, USN (detrás de Patton) se preparan para desembarcar en las playas norteafricanas. La foto fue tomada alrededor del 9 de Noviembre de 1942, cuando Patton desembarcó por primera vez en Fedhala, Marruecos. A destacar el grupo de guardaespaldas de Patton, armados todos ellos con subfusiles Thompson M-1, así como la Carabina M-1 al lado del General
La invasión del norte de África tuvo lugar en noviembre de 1942. No obstante, antes de que los hombres de Patton entrasen en combate, las guarniciones francesas de Marruecos se rindieron a los aliados. Patton se alegró de no tener que luchar contra sus viejos amigos franceses. Tanto las autoridades francesas como el sultán de Marruecos establecieron rápidamente amistad con Patton, lo que le facilitó el trabajo de ocupación aliada de Marruecos.
Patton en el norte de África, en una de sus más famosas fotos. A destacar la chaqueta modelo B3, propia de las tripulaciones de bombardero de las fuerzas aéreas
Después de la desastrosa derrota de las fuerzas estadounidenses en la batalla del paso de Kasserine (Túnez), el General Eisenhower, comandante de las fuerzas norteafricanas, necesitaba contar con un militar resolutivo que elevara la moral y restaurase la disciplina de los soldados. Patton fue ascendido a Teniente General y enviado a Túnez como comandante del II Cuerpo de ejército estadounidense. Patton comenzó su labor con una serie de ordenes que fueron muy controvertidas. Comenzó por abajo, obligando a la tropa a seguir al pie de la letra el reglamento militar con respecto a la higiene y la uniformidad. A los oficiales les obligó, para dar ejemplo, a dar ordenes a la tropa en el frente, en vez de hacerlo en sus cómodas posiciones de retaguardia. Patton sabía que un oficial inseguro no inspiraba confianza a sus soldados, por lo que destituyó a aquellos que no daban la talla. Las medidas de Patton surtieron un efecto casi inmediato y se ganó rápidamente el respeto de sus hombres. A los pocos meses de su nombramiento, Patton había logrado el objetivo de convertir a la tropa en una sólida fuerza de combate y, junto a los aliados británicos, lograron la derrota total de las fuerzas alemanas en el norte de África.
En Abril de 1943, Patton fue nombrado comandante del recién creado 7º Ejército estadounidense. Nuestro personaje comenzó rápidamente el entrenamiento de sus hombres para la invasión de Sicilia (Italia). La invasión tuvo lugar el 9 de julio de 1943 y Patton recibió el encargo de liberar la parte occidental de la isla, mientras que el Octavo Ejército británico del general Montgomery fue el encargado de tomar la parte oriental. Ambos generales se conocían desde la campaña de África, y su rivalidad personal y profesional fue una constante a lo largo de la contienda. Bajo el liderazgo de Patton, el 7º Ejército logró salir de la cabeza de playa y en un rápido avance, se adelantó a los objetivos marcados, capturando Palermo y Messina antes que su rival Montgomery.
Patton departe con un teniente del 30º Reg. de Infantería cerca de Brolo, Sicilia (Italia), en julio de 1943
Patton era capaz de pasar de los actos más valerosos y sublimes a los más negativos y controvertidos en poco tiempo. En Sicilia, a pesar de su portentoso éxito militar, estuvo a punto de ser destituido por abofetear a un soldado por considerarlo cobarde. El soldado, que había sido condecorado anteriormente por su valor, sufría el síndrome de estrés postraumático. El incidente finalmente se zanjó con una disculpa pública por parte de Patton.
En enero de 1944, Patton fue enviado a Inglaterra para hacerse cargo del 3er Ejército, con la promesa de comandarlo en la próxima invasión del continente europeo en las playas de Normandía (Francia). Patton se puso manos a la obra y sometió a sus hombres a un duro entrenamiento. Sin embargo, no iba a desembarcar en Francia con las primeras oleadas, ya que el mando tenía otra misión para él. Fue enviado al norte de Inglaterra para hacer creer a los alemanes que el ataque se produciría más al norte, en el paso de Calais. Una vez que se produjo la invasión, el 6 de junio de 1944, los alemanes siguieron pensando que Normandía no era más que una maniobra de diversión, ya que su mejor General seguía en Inglaterra.
Patton con una dama durante su estancia en Inglaterra
Patton había estudiado concienzudamente el terreno de la región de Normandía. De hecho, ya se había recorrido el terreno cuando había estado en Francia tras la Primera Guerra Mundial, estando familiarizado con el futuro campo de batalla que le haría famoso. El ansiado momento llegó para Patton el 28 de julio de 1944. El 3er ejército bajo su mando se lanzó al ataque hacia el este con la 4ª División blindada como punta de lanza. Patton estaba utilizando las tácticas de guerra relámpago contra sus inventores, avanzando casi mil kilómetros en dos semanas. El avance del 3er Ejército era tan rápido que a menudo dejaban atrás a divisiones enteras enemigas, que eran capturadas por las tropas que les seguían. Finalmente, la toma de la ciudad fortificada de Metz (Francia) supuso el fin del avance, ya que la línea de suministro de gasolina y pertrechos era tan larga que quedó rota.
En esta foto, Patton charla con Bradley y Montgomery el mes de julio de 1944 en Normandía. A pesar de las caras de alegría y las bromas, los militares no estaban nada satisfechos con el desarrollo de la campaña normanda
En diciembre de 1944 se produjo la última ofensiva alemana del oeste, conocida como la batalla de Las Ardenas. El ataque amenazaba con partir en dos a las fuerzas aliadas y llegar al puerto de Amberes. En la mañana del 19 de diciembre, el General Eisenhower, comandante en Jefe de las Fuerzas aliadas en Europa, mantuvo una reunión con todos los comandantes de los ejércitos aliados para evaluar la situación. Un confiado General Patton se encontraba entre ellos. Ya no cabía duda, se trataba de una gran ofensiva en la que Hitler estaba lanzando todo lo que tenía. A pesar de las pésimas noticias que llegaban del frente, se rezumaba optimismo en la reunión. Eisenhower trazó el plan: Intentar aguantar el empuje de los alemanes al este del río Mosa, en la punta del saliente, mientras que el Tercer Ejército de Patton atacaría desde su actual posición al sur, hacia la base del saliente alemán, levantando a la vez el sitio de la ciudad de Bastogne. Tras hacer un breve resumen, preguntó a Patton cuanto tiempo necesitaba para atacar. “Puedo lanzar tres Divisiones al ataque el día 22 y una ofensiva general con otras seis el día 25”, respondió el confiado general. La mayoría de los presentes sonrieron y algunos intercambiaron miradas tensas. Sin duda, pensaban, Patton estaba fanfarroneando. Hablaba de movilizar casi de inmediato a una fuerza de dos cuerpos de ejército con más de 100,000 hombres y miles de vehículos. Prometía retirar del frente oriental la enorme fuerza, obligándola a efectuar un giro de 90 grados hacia el norte y marchar a través de cientos de kilómetros de caminos helados en medio de un crudo invierno. Una operación de ese calibre necesitaría varios días para planearse, y por supuesto muchos más para llevarse a cabo. Era imposible de realizar.
Eisenhower mostró su escepticismo. Indicó a Patton que podía comenzar el ataque el 24 de diciembre. Este se puso de pie y se acercó al gran mapa que presidía la reunión, situado en una de las paredes de la sala. “Señores, esta vez los alemanes han metido la cabeza en una gran picadora de carne. ¡Y yo tengo la manivela en mis manos!”. Los asistentes estallaron en carcajadas. Al terminar la reunión, Patton hizo una llamada a su Cuartel Genera del Tercer Ejército y pidió hablar con su Jefe de estado mayor. Solo pronunció una palabra: “Níkel”. La operación estaba en marcha. El primer ataque comenzó el día 22, tal y como Patton había prometido. Para poder hacerlo, el Tercer Ejército se vio obligado a detener una ofensiva hacia el oeste que acababa de comenzar, recular y girar hacia el norte, comenzando otro ataque hacia el saliente sur del avance alemán. Nunca se había hecho nada igual en la historia militar. Nadie lo había creído posible, excepto George Patton. En solo tres días, el Tercer Ejército logró efectuar la inmensa maniobra.
Los historiadores coinciden en señalar que solo la férrea voluntad de Patton, además de un excelente equipo de oficiales en su cuartel general pudieron realizar esa gesta y hacer que pareciese fácil. Otro de los motivos del impresionante despliegue era que Patton esperaba el ataque. Mientras Eisenhower y los demás generales se encontraban en Londres echándose partidas de cartas y el 1er Ejército se encontraba descansando en el área de las Ardenas, los oficiales de inteligencia de Patton trabajaban duro. Los informes por parte del la inteligencia del Tercer Ejército al cuartel general de Eisenhower que advertían de una posible ofensiva alemana habían sido reiteradamente ignorados. Era imposible que los alemanes pudieran reunir una fuerza de combate eficiente a esas alturas de la guerra, decían, subestimando la capacidad enemiga. Patton, sin embargo, dio la orden a su cuartel general que diseñase dos planes diferentes para el caso de una contraofensiva alemana. Tenía una confianza ciega en sus oficiales de inteligencia y consideraba que eran los mejores del teatro europeo de operaciones.
Cuando Patton abandonó la reunión, no volvió a su cuartel general. En vez de eso, ordenó a su conductor que se dirigiese a las carreteras en las que sabía que sus hombres avanzarían hacia el norte. En medio de sus hombres, dio ordenes de “avanzar sin parar y matar alemanes”. El día 26 de diciembre, la 4ª División blindada estadounidense, hizo los primeros contactos con los soldados que defendían Bastogne. El sitio se había levantado. Los alemanes, mientras tanto, se lanzaron con toda su fuerza contra la ciudad asediada. Era su última oportunidad. Desataron furiosos ataques contra la columna de Patton, en un desesperado intento de cerrar el pasillo que habían abierto hacia Bastogne. A pesar del intenso frío y del estado de las carreteras, los hombres del Tercer Ejército continuaron atacando el flanco sur del saliente enemigo. A finales de diciembre, los alemanes habían logrado retroceder y salvar el poco material que no había sido destruido por los soldados y la aviación aliada. El saliente fue poco a poco retrocediendo hasta que finalmente desapareció.
La ofensiva terminó en una derrota alemana y la ofensiva continuó con las tropas de Patton avanzando hacia el este. Cuando el 3er Ejército liberó el campo de prisioneros de Buchenwald, Patton ralentizó el avance. Consciente de las atrocidades alemanas, instituyó una política que luego se generalizaría en el resto de Alemania, de obligar a los habitantes de los pueblos de los alrededores del campo a ver con sus propios ojos lo que había ocurrido en los campos de prisioneros.
El 28 de diciembre de 1944, Patton efectuó una ceremonia ante la prensa para condecorar al General McAuliffe por su valor durante el sitio de Bastogne. Como era habitual, iba armado con su famoso revolver de cachas de marfil al cinto
Posguerra y muerte
La victoria en Europa llegó el 8 de mayo de 1945. Pero Patton no estaba dispuesto a dormirse en los laureles. Pidió el traslado al frente del Pacífico para luchar contra los japoneses. La petición fue rechazada, ya que el mando no le gustaba la idea de tener a dos generales tan egocéntricos como Patton y MacArthur en el mismo teatro de operaciones. Volvió a los EE.UU. durante un breve periodo, siendo recibido como un héroe, con desfiles en los que miles de personas le vitoreaban. A su vuelta a Alemania para efectuar labores de ocupación, Patton volvió a enfrentarse con los mandos y con la opinión pública por intentar justificar la designación de conocidos nazis para importantes labores de administración en su zona de ocupación de Baviera (Alemania). Patton tampoco ocultaba su deseo de que los británicos y estadounidenses volvieran a armar a los alemanes para luchar todos juntos contra la Unión Soviética. La polémica obligó a sus superiores a destituirlo del mando de su querido 3er Ejército. Patton había sido un personaje imprescindible durante la guerra, pero sin embargo se había convertido en un elemento incómodo durante la paz. Los mandos no sabían muy bien que hacer con él.
Al volver a su patria, Patton recibió una bienvenida de héroe en la ciudad de Los Angeles, en un impresionante desfile militar que tuvo lugar el 9 de junio de 1945
A pesar de haber estado muchas veces expuesto al peligro en el campo de batalla, no fue una bala la que acabó con la vida de Patton, un final que él mismo hubiese deseado. En lugar de eso, Patton sufrió un aparatoso accidente de tráfico en el que se rompió el cuello, falleciendo el 21 de diciembre de 1945. Patton era un firme partidario de sepultar a los soldados en el suelo donde habían caído, y así fue enterrado, junto a muchos de los hombres a los que lideró, en el cementerio militar estadounidense de Hamm, en Luxemburgo.
Foto del estado en el que quedó el vehículo de Patton tras el accidente
La guardia de honor acompaña el féretro de Patton. El General fue enterrado con honores militares junto a muchos de los hombres con los que combatió en el cementerio militar estadounidense de Hamm, Luxemburgo, en una fría mañana del 24 de diciembre de 1945
FIN
A continuación, algunas otras fotos de la trayectoria vital de Patton:
Patton condecora al soldado Ernest Jenkins la Estrella de plata al valor por su valentía en los combates ocurridos en Chateaudun, Francia en octubre de 1944
En esta foto tomada a principios de 1945 se observa al General Patton rodeado de su estado mayor de generales de una y dos estrellas. A sus pies se encuentra su mascota, el Bull Terrier Inglés “William el Conquistador” a quien Patton llamaba cariñosamente Willie
Los generales Bradley, Patton y Eisenhower examinan obras de arte robadas por los nazis en varios países de Europa que fueron encontradas junto a otros tesoros en una mina de sal en Alemania en una foto tomada el 12 de abril de 1945
El General Patton era conocido entre sus hombres como “Sangre y Agallas” por su arrojo y sus agresivas tácticas de combate, que le convirtieron en el militar más temido por los alemanes. Tanto en el sotocasco como en el cuello de la camisa se observan las tres estrellas de su rango de Teniente General
Los auténticos revólveres de Patton. Se trata de dos Colt de calibre .45 Modelo 1873 de simple acción
Su famoso cinturón. El arma de la derecha es un revolver Smith and Wesson Magnum calibre .357. Las piezas se encuentran expuestas en el museo Patton, de Fort Knox, Kentucky, EE.UU.
Fuentes:
* War As I Knew It - George S.PATTON, Jr. - Mariner Books, ed. 1995
* NARA National Archives
* Imperial War museum
* Archivos Time-Life
* General George Patton Museum
* Archivo del autor