
El presente trabajo tiene tres objetivos. Primero, describir los elementos que fueron clave para sus éxitos. Segundo, presentar una visión más desapasionada y equilibrada sobre estas embarcaciones al incorporar los problemas técnicos que afectaban sus operaciones y las contramedidas que se emplearon para combatirlas. Por último, asociar su desarrollo y empleo a la visión estratégica de la Armada Alemana conforme fue cambiando desde la pos Primera Guerra hasta llegar a la “estrategia naval integrada” diseñada por el almirante Raeder para combatir a Gran Bretaña en los años previos a la guerra.
- Introducción
- Orígenes
- Wonderboat
- Diseño
- Armamento
- Minado en Aguas Costeras
- Las Tripulaciones
- Empleo Táctico y Operacional
- Resultados
- Estrategia Naval
- La Experiencia
- Conclusiones
- Vídeos
- Fuentes
A. Introducción
El reconocimiento llega hasta considerarlas como las mejores lanchas rápidas de la Segunda Guerra Mundial. De este modo, los alemanes impusieron el patrón de diseño y de empleo que con nuevos refinamientos y actualizaciones tecnológicas perduran hasta hoy. Por ello vale la pena estudiar el desarrollo y empleo de estas embarcaciones.

La acción fue confusa pero la S-31 pudo disparar dos torpedos contra un destructor. Ambos impactaron en el HMS Kelly que quedó gravemente averiado y tuvo que ser remolcado a su base. Este fue el primer encuentro entre las lanchas rápidas alemanas y uno de sus más tenaces enemigos, los destructores de la Royal Navy. A partir de ese momento, los encuentros con las fuerzas de defensa costera británicas se sucederían regularmente hasta la noche del 12 de abril de 1945. Entonces doce lanchas torpederas alemanas zarparon de su base en Ijmuiden, Holanda, con la misión de sembrar minas en los accesos al puerto de Amberes.
Al retornar a su base, se enfrentaron con una fuerza británica compuesta por una fragata y dos torpederas. Tras un rápido enfrentamiento, los alemanes lograron desprenderse gracias a su velocidad. Esta sería la última operación de esas embarcaciones contra los aliados en aguas de Europa noroccidental.

Desde la perspectiva británica, para fines de 1939, la Kriegsmarine contaba con una formidable fuerza de veintiuna lanchas que habían sido puestas a prueba frente a toda clase de clima y tripuladas por hombres altamente entrenados. Por ello, desde muy temprano en la guerra, Alemania pudo proyectar poder naval a considerable distancia de sus costas, amenazando los vitales convoyes costeros británicos.
Entre 1940 y 1941, estuvieron a punto de lograr el bloqueo de las Islas, estrangulando el transporte marítimo de abastecimientos esenciales. Las Lanchas S llegaron a constituir una amenaza seria y hundieron el mayor número de buques enemigos después de los submarinos. En comparación con las unidades más pesadas de la flota fueron los buques más eficientes por el costo invertido.
B. Orígenes
Durante los años de entreguerras, los alemanes desarrollaron el diseño y evaluaron el empleo de las lanchas rápidas. Entre los factores que impulsaron la decisión de desarrollar este sistema de armas la literatura menciona tres: el potencial demostrado por las lanchas rápidas durante la Primera Guerra Mundial, como continuación del tradicional pensamiento defensivo de la Armada Alemana, y como respuesta a las restricciones impuestas por el Tratado de Versalles.
Las lanchas torpederas fueron el producto del desarrollo tecnológico que conjugaba el motor de combustión interna con el torpedo automóvil. El resultado fue un tipo de embarcación ligera y rápida. De este modo, pareció alcanzarse una vieja aspiración: que una embarcación muy pequeña pudiera hundir a una mucho más grande. Una recreación moderna de la vieja historia bíblica de David versus Goliat.

Los italianos desarrollaron lanchas torpederas denominadas MAS (Motoscafo Anti Sommergibili), que tenían una eslora de 16 m, desplazaban 12,3 toneladas, eran impulsadas por motores de gasolina y estaban armadas con dos torpedos de 450 mm y dos ametralladoras de 6,5 mm. Un éxito notable de las MAS ocurrió a fines de 1917 cuando hundieron al viejo Acorazado Austro-Húngaro SMS Wien (5.600 toneladas). Éste junto con su gemelo, SMS Budapest, habían estado bombardeando a las tropas italianas desde el puerto de Trieste.
El 9 de diciembre, las lanchas MAS 9 y 11, al mando del capitán Pignatti, penetraron las defensas portuarias sin ser observadas y lanzaron sus torpedos contra el Wien. A las 02:32, dos torpedos impactaron en su casco y se fue a pique en cinco minutos. Los austríacos perdieron 46 tripulantes y los italianos escaparon sin daño. La moral italiana subió en ese difícil momento.
Para junio de 1918, el alto mando austríaco pedía a su flota una acción en gran escala. El ejército se había lanzado a la ofensiva en el Piave y un éxito naval ayudaría levantar la moral de las tropas. El objetivo de la operación era destruir las fuerzas ligeras aliadas en Brindisi y la barrera del canal de Otranto que cerraba el paso al Mediterráneo a los submarinos de las potencias centrales.
A partir del 8 de junio, la flota austríaca se hizo a la mar desde Pola y Cattaro en ocho grupos. Al conocerse estos movimientos, se ordenó a las fuerzas ligeras italianas en Brindisi salir para proteger la barrera de Otranto. En la madrugada del 10 de junio, una sección de lanchas MAS (15 y 21) al mando de Luigi Rizzo navegaba cerca de las isla Premuda. A nueve millas al suroeste de la isla avistó a un grupo de acorazados tipo dreadnought que se dirigía al sur. Se trataba de los flamantes SMS Szent Istvan y del SMS Tegetthoff de 22.000 toneladas cada uno. Las lanchas evadieron la escolta y la MAS 15 alcanzó con dos torpedos al primero de los buques. A las 6 a.m. el acorazado se había hundido junto con cuatro oficiales y ochenta y cinco marineros.
El mando austríaco consideró que el plan se hallaba comprometido y ordenó el regreso de todas sus fuerzas navales. Las consecuencias de esta acción fueron totalmente opuestas a las previstas por los austríacos: un aumento del fervor por parte de los italianos y el total desconcierto de la Marina Austro-Húngara.

Durante la guerra produjeron tres series de estas embarcaciones denominadas CMB (Coastal Motorboat) que estaban impulsadas por uno o dos motores de aviación navalizados, que les permitían alcanzar una velocidad entre 37 a 40 nudos. El armamento ofensivo era uno o dos torpedos de 18 pulgadas que se lanzaban por la popa.
La mayoría de las embarcaciones construidas desplazaban 5 y 11 toneladas y la eslora era respectivamente de 14 y 16 metros. Las CMB realizaron algunas acciones exitosas en la costa belga, especialmente contra los puertos de Ostende y Zeebrugge. Cerca del primero, cuatro de estos botes atacaron a destructores alemanes en abril de 1917. Como resultado del enfrentamiento resultó hundido el destructor G-88 (1.000 toneladas) y el V-81 (924 toneladas) recibió el impacto de un torpedo que no explotó.
Los éxitos más espectaculares de las CMB ocurrieron durante la intervención británica en la guerra civil rusa. El 17 de julio de 1919, la lancha CMB 4 al mando del Teniente de la Reserva Augustus Agar torpedeó y hundió al crucero bolchevique Oleg, de 6.700 toneladas. Por la temeraria acción, Agar fue condecorado con la Cruz Victoria (VC). Un poco más tarde, el 18 de agosto, los británicos lanzaron su ataque más importante contra la flota bolchevique. Ocho CMBs penetraron en la base de Kronstadt y hundieron a los acorazados Petropavlovsk (24.000 toneladas) y Andrei Pervozvanny (17.4000 toneladas) y al crucero Pamiat Azova (6.734 toneladas).
Los británicos perdieron dos lanchas y un submarino. Después de la acción se otorgaron dos Cruces Victoria y Agar obtuvo la Orden del Servicio Distinguido (DSO). En sus inicios, la Kaiserliche Marine (Armada del Imperio Alemán) tuvo como misión principal la defensa costera.
En 1854 se creó la Armada Prusiana, bajo la dirección del Príncipe Adalbert a quien de manera sugestiva el Rey Federico Guillermo IV le otorgó el título de “Almirante de las Costas Prusianas”. Para el monarca, un título como el de “almirante de la flota” no se ajustaba a la realidad, porque su reino carecía de una flota.

Como medios navales, consideraba la necesidad de poseer ‘buques de incursión’ (sortie ships) para enfrentar bloqueos enemigos. En marzo de 1883, otro General, Leo Graf von Caprivi, sucedió a Stosch. Aquel estaba obsesionado con la posibilidad de que el naciente imperio enfrentara una guerra en dos frentes contra Francia y Rusia. Por ello, dedicó su administración a preparar complejos planes para la defensa de las costas que se apoyaban en el empleo de monitores de poco calado, torpedos y minas.
A diferencia de su antecesor, el nuevo comandante no quería un sistema de defensa costera pasivo. Todo lo contrario, Caprivi quería que los buques de la Armada fueran capaces no sólo de defender las costas sino también enfrentar al enemigo en aguas abiertas.
Para ello, “La Armada Alemana debería ser más agresiva buscando el combate con el enemigo atacando con torpederos y buques acorazados [...]”. Desde 1882, la Armada había estado comprando torpedos tipo Whitehead. La predilección de Caprivi por estos artefactos condujo al nacimiento de los buques torpederos alemanes.
El comandante de la Armada esperaba que estas naves poco costosas empleadas en forma agresiva pudieran dar al Imperio alguna oportunidad contra una flota de superficie superior. Caprivi se identificó con la escuela de pensamiento naval francesa entonces en boga conocida como Jeune École, aunque enfatizando la dimensión de la defensa con ataques masivos de torpederos.
Hasta 1890, Alemania era considerada una potencia naval de segundo orden y en los círculos del ejército se describía peyorativamente a la armada como “el satélite del ejército”. Esta concepción comenzó a cambiar a partir de la asunción del Kaiser, Guillermo II, en 1888.
El nuevo monarca estaba imbuido del pensamiento de Mahan. Su postura respecto de la armada quedó clara en 1890 cuando recurrió a una analogía naval para explicar su responsabilidad como monarca: “sobre mí ha recaído el puesto de Oficial de Guardia del Barco del Estado”; por lo tanto, “¡adelante a toda máquina!”. Al igual como lo habían hecho sus antecesores por el ejército, él reorganizaría la armada y pondría ambas fuerzas en un pie de igualdad.

La nueva postura suponía que una formidable fuerza naval aumentaba para cualquiera drásticamente el riesgo de enfrentarse con Alemania en el mar. Su ‘teoría del riesgo’ podría resumirse en lo siguiente: “la flota alemana debe construirse de modo tal que en una guerra defensiva en el Mar del Norte su objetivo de guerra supremo sea una batalla naval.
Lo que nos proponemos alcanzar es ser tan fuertes que, aun para la poderosa supremacía de la flota británica un enfrentamiento pueda ser arriesgado”. Con la excepción del encuentro de flotas en Jutlandia (Skagerrak) en junio de 1916, las expectativas de la batalla decisiva no se cumplieron. La Hochseeflotte (principal flota de batalla alemana) terminó cumpliendo la función de “flota en potencia”, protegiendo a la costa alemana, bloqueando los ingresos al Mar Báltico y manteniendo abiertos los canales de salida para los submarinos.
Al término de la Primera Guerra, la situación en la que quedó el país y las restricciones impuestas por el Tratado de Versalles llevó a los líderes de la nueva república a retomar la idea de una flota para la defensa de las costas y del tráfico marítimo a sus puertos. Recién con la llegada de Adolf Hitler al poder, a principios de los años 30, este pensamiento comenzará a cambiar nuevamente. -Por último, las limitaciones navales impuestas por el Tratado de Versalles llevaron a Alemania a desarrollar las lanchas torpederas.
El tratado, firmado el 28 de junio de 1919, le impuso severas restricciones respecto de las fuerzas armadas. La Sección II de la Parte V del tratado contiene los artículos 181 a 197 que se dedican específicamente a los aspectos navales. Según el artículo 181, la armada de la posguerra sólo estaba autorizada a poseer las siguientes unidades: 6 acorazados predreadnought; 6 crucero ligeros, 12 destructores y 12 torpederos.
La Reichsmarine, sucesora de la Kaiserliche Marine, también tenía prohibido poseer submarinos y los nuevos buques acorazados no podrían superar las 10.000 toneladas. Además, para cuando llegara el momento de remplazar los viejos torpederos, el tratado autorizaba la construcción de doce nuevos buques de 200 toneladas de desplazamiento cada uno.

La autorización para remplazar el material fue aprovechada para construir, entre otras embarcaciones, lanchas rápidas. Estas ofrecían una alternativa atractiva dada la experiencia de otras armadas en el conflicto anterior, las restricciones que pesaban sobre la Reichsmarine y la escasez de fondos. Así, en la Alemania de entre-guerras, se recurrió a la construcción de un gran número de pequeños buques armados con torpedos como un modo de adquirir alguna capacidad de poder naval. Esto se tradujo en el desarrollo para las fuerzas de superficie en lanchas rápidas y, a partir de la década de 1930, de los submarinos costeros Tipo II (250-300 toneladas).
A partir de 1923, la Reichsmarine comenzó a establecer el arma de lanchas torpederas en el más absoluto secreto. Si bien el tratado de Versalles no mencionaba específicamente este tipo de embarcación, sus cláusulas eran hostiles a la posesión de naves que pudieran tener fines ofensivos. Por lo tanto, las actividades de investigación y desarrollo se realizaron detrás de una fachada de empresas comerciales.
Tras haber probado numerosos modelos experimentales, el 7 de agosto de 1930 la Reichsmarine recibió la primera lancha verdaderamente torpedera. La designación oficial fue UZ (S) 16, luego W 1 y, en marzo de 1932, adquirió finalmente el nombre de S1 o Schnellboot 1. Era un derivado de la embarcación comercial Oheka II, construida, por encargo de un magnate germano-estadounidense, por el astillero Lürssen, de Bremen-Vagesack, que se especializaba en modelos deportivos de alta velocidad.
Las características de esta lancha era lo que el mando naval alemán estaba buscando. La S-1 desplazaba 47 toneladas, tenía una eslora de 26.8 metros y era propulsada por tres motores Daimler Benz a gasolina con una potencia total de 2.700 HP. La velocidad máxima era de 34 nudos. Contaba además con un motor auxiliar de 100 HP.
Su armamento principal lo constituía dos tubos lanzatorpedos de 21 pulgadas (533 mm), pero para no violar el tratado la embarcación se entregó sin éstos. Al diseño original de la S-1 se le fueron introduciendo mejoras y hasta 1945 se construyeron aproximadamente 240 en diferentes series.

Según su opinión, la posesión de un gran número de estas embarcaciones era importante porque eran económicas de construir, no requerían muchos tripulantes y se hallaban dentro de la categoría de “exentos” en las cláusulas del Tratado Naval Anglo-alemán acordado el año anterior. Para Schubert, la misión de estas lanchas sólo debería ser el ataque con torpedos en incursiones nocturnas y, por lo tanto, no necesitarían estar sobrecargadas con equipo innecesario.
C. Wonderboat
Luego estaban los torpederos. Esta categoría de buques originalmente se pensaban con un desplazamiento menor a las 1000 toneladas pero mayor que 600 toneladas. Su tarea principal era la de “transportadores rápidos de torpedos” y operar en el medio del Mar del Norte, con independencia de la flota. Por último, estaban las Lanchas S. Estas embarcaciones, de silueta baja y capaces de desarrollar alta velocidades, eran ideales para aproximaciones silenciosas y ataques sorpresivos con torpedos en aguas costeras.
Las lanchas rápidas tenían en común con otros servicios desarrollados en el período de entre-guerras, como la aviación y los blindados, su dependencia de los avances de la ciencia y de la tecnología disponible en los arsenales. Se afirma que la Las lanchas S constituyeron un sistema de armas que integraba de manera óptima la arquitectura naval y la tecnología con tripulaciones altamente entrenadas.