Drôle de Guerre
Caricatura francesa de la Drôle de Guerre
Tras la guerra relámpago de Polonia siguieron siete meses de calma, en que los combatientes reorganizaron sus fuerzas y trazaron planes para el inevitable encuentro. Aunque se produjo algunos incidentes (la RAF bombardeo unidades navales alemanas junto a Kiel, y un U-Boot hundió al SS Athenia, que transportaba niños a EE.UU) parecía como si las dos partes estuvieran a no llegar a los hechos, insultándose mutuamente... desde el cielo, o sea, bombardeando con octavillas propagandísticas a las ropas del frente.
- AQUELLA GUERRA EXTRAÑA
- LA GUERRA DE "CONFETI"
- LLUVIA DE PROHIBICIONES
- ¿UN NUEVO JEFE PARA LA GUERRA?
- SIGUE LA ESPERA
- LA PRIMERA VICTIMA INGLESA
- "INCURSIÓN DE CONTRA-VERDAD"
- LAS INVENTIVAS DE CHURCHILL
- EL FIN DE LA GUERRA EXTRAÑA
- GALERÍA FOTOGRÁFICA
- FUENTES
A. AQUELLA GUERRA EXTRAÑA
El Senador norteamericano Borah definió aquel periodo con la expresión PHONEY WAR (extraña guerra); Churchill, usando el término de Chamberlain, lo denomino TWILIGHT WAR (guerra vaga), mientras que el equivalente alemán era SITZKRIEG (guerra de despacho). Pero la expresión que dio origen a todas las citadas es DRÔLE DE GUERRE, que fue como definió el presidente del Consejo de Ministros francés, Daladier, a este periodo.
Fueron tiempos en que los combatientes se observaron mutuamente desde detrás de sus respectivas fronteras, intentando averiguar cada uno lo que pretendía el otro. Sin embargo, la guerra se había iniciado con un torbellino de actividades. Poco después del anuncio que hizo Chamberlain, el domingo 3 de septiembre (precisamente en el momento en que sonaban las sirenas, en la primera falsa alarma), una escuadrilla de la RAF, en misión de inspección en un sector del Canal de Kiel, descubrió numerosos de guerra alemanes anclados.
El objetivo invitaba a un ataque aéreo. Pero la temperatura era bajísima, y cuando el jefe de la escuadrilla, el Oficial de Vuelo Andrew McPherson (pilotando un Bristol Blenheim VI (N6215) del 139º Escuadrón "Jamaica"), intentó comunicarse con la base, advirtió que el hielo había dejado inservible la radio de abordo. Cuando aterrizó era ya demasiado tarde para organizar un ataque, pero Winston Churchill, como Primer Lord del Almirantazgo, autorizó una incursión para el día siguiente.
Fueron tiempos en que los combatientes se observaron mutuamente desde detrás de sus respectivas fronteras, intentando averiguar cada uno lo que pretendía el otro. Sin embargo, la guerra se había iniciado con un torbellino de actividades. Poco después del anuncio que hizo Chamberlain, el domingo 3 de septiembre (precisamente en el momento en que sonaban las sirenas, en la primera falsa alarma), una escuadrilla de la RAF, en misión de inspección en un sector del Canal de Kiel, descubrió numerosos de guerra alemanes anclados.
El objetivo invitaba a un ataque aéreo. Pero la temperatura era bajísima, y cuando el jefe de la escuadrilla, el Oficial de Vuelo Andrew McPherson (pilotando un Bristol Blenheim VI (N6215) del 139º Escuadrón "Jamaica"), intentó comunicarse con la base, advirtió que el hielo había dejado inservible la radio de abordo. Cuando aterrizó era ya demasiado tarde para organizar un ataque, pero Winston Churchill, como Primer Lord del Almirantazgo, autorizó una incursión para el día siguiente.
Un Bristol Blenheim VI del 139º Escuadrón "Jamaica" al que pertenecía Oficial de Vuelo Andrew McPherson
Andrew McPherson efectuó, pues, un segundo vuelo de reconocimiento; obligado a volar a baja altura, debido a la abundante nubosidad, localizó de nuevo a los buques alemanes anclados en las proximidades del canal.
Basándose en sus indicaciones, el capitán Doran, al mando de un grupo de veintinueve bombarderos, puso rumbo a Kiel a mediodía del 4 de septiembre. Cuando alcanzaron la zona del objetivo, el cielo estaba despejado, por lo que los aviones ingleses pudieron cumplir su misión volando a gran altura.
Las bombas alcanzaron a dos buques: el Acorazado de Bolsillo DKM Admiral Scheer y el Crucero DKM Emden. Sin embargo, los efectos fueron limitados. Las bombas rebotaron en la cubierta del DKM Admiral Scheer y cayeron al mar, donde hicieron explosión; no fueron mayores los daños producidos al DKM Emden, pero si suficientes para dejarlos fuera de servicio durante varios días (aunque se debe puntualizar que la mayor parte de las averías del DKM Emden se debieron al hecho de que un bombardero se estrelló contra el buque).
La misión resultó muy costoso para la RAF, pues de los veintinueve aviones que partieron hacia Kiel, siete no regresaron a su base. A pesar de todo, Andrew McPherson y Doran fueron condecorados con las Distinguished Flying Cross (Cruz al Mérito Aeronáutico) por el papel que habían desempeñado en aquel primer ataque aéreo.
Basándose en sus indicaciones, el capitán Doran, al mando de un grupo de veintinueve bombarderos, puso rumbo a Kiel a mediodía del 4 de septiembre. Cuando alcanzaron la zona del objetivo, el cielo estaba despejado, por lo que los aviones ingleses pudieron cumplir su misión volando a gran altura.
Las bombas alcanzaron a dos buques: el Acorazado de Bolsillo DKM Admiral Scheer y el Crucero DKM Emden. Sin embargo, los efectos fueron limitados. Las bombas rebotaron en la cubierta del DKM Admiral Scheer y cayeron al mar, donde hicieron explosión; no fueron mayores los daños producidos al DKM Emden, pero si suficientes para dejarlos fuera de servicio durante varios días (aunque se debe puntualizar que la mayor parte de las averías del DKM Emden se debieron al hecho de que un bombardero se estrelló contra el buque).
La misión resultó muy costoso para la RAF, pues de los veintinueve aviones que partieron hacia Kiel, siete no regresaron a su base. A pesar de todo, Andrew McPherson y Doran fueron condecorados con las Distinguished Flying Cross (Cruz al Mérito Aeronáutico) por el papel que habían desempeñado en aquel primer ataque aéreo.
El teniente Julius Lemp junto al Almirante Karl Dönitz en la barandilla del U-30 (agosto de 1940)
La noche que transcurrió entre la primera localización de los buques alemanes en Kiel y el consiguiente ataque tuvo un significado negativo, pero que entonces nadie advirtió. El dia de retraso permitió a los alemanes aludir el primer golpe, circunstancia que se repetiría varias veces en el transcurso de la guerra.
A las 21 horas de aquel domingo, el U-Boot U-30, mandado por el Teniente Fritz-Julius Lemp, torpedeo al buque de pasajeros norteamericano SS Athenia, que se dirigía a Canadá. Según informó después, Lemp creyó que buque era un crucero en misión de reconocimiento o de escolta, puesto que avanzaba en zigzag y con las luces apagadas.
Sea como fuere, lo cierto es que el buque de pasajeros se hundió, y que entre los 1.102 pasajeros y 315 tripulantes hubo 112 muertos, entre ellos 28 norteamericanos. El incidente causó gran inquietud en todo el mundo, incluida Alemania; pero Goebbels, ministro de Propaganda del Reich, intentó aprovechar para sus propios fines, proclamando desde los micrófonos de radio Berlín que Churchill había ordenado colocar a bordo del SS Athenia una bomba con objeto de provocar la ruptura de relaciones entre los EE.UU y Alemania.
A las 21 horas de aquel domingo, el U-Boot U-30, mandado por el Teniente Fritz-Julius Lemp, torpedeo al buque de pasajeros norteamericano SS Athenia, que se dirigía a Canadá. Según informó después, Lemp creyó que buque era un crucero en misión de reconocimiento o de escolta, puesto que avanzaba en zigzag y con las luces apagadas.
Sea como fuere, lo cierto es que el buque de pasajeros se hundió, y que entre los 1.102 pasajeros y 315 tripulantes hubo 112 muertos, entre ellos 28 norteamericanos. El incidente causó gran inquietud en todo el mundo, incluida Alemania; pero Goebbels, ministro de Propaganda del Reich, intentó aprovechar para sus propios fines, proclamando desde los micrófonos de radio Berlín que Churchill había ordenado colocar a bordo del SS Athenia una bomba con objeto de provocar la ruptura de relaciones entre los EE.UU y Alemania.
SS Athenia
Las autoridades alemanas que habían ordenado que los U-Boot se abstuvieran de atacar buques de pasajeros, por lo que la acción de Lemp ni siquiera encontró la aprobación de sus compatriotas; después de este episodio, Hitler ordenó que no se torpedearan más buques mercantes, a no ser que navegaran en convoy.
No obstante, ante el temor de ser objeto de un nuevo ataque, los supervivientes del SS Athenia, a quienes habían trasladado a Glasgow, que no embarcarían mas para América si no se les asignaba una escolta de protección (exigencia a todas luces comprensible).
Tras muchos aplazamientos, el día 19 de septiembre zarparon al fin sin escolta, pero antes hubo de darles seguridades de que por la noche todas las luces del barco permanecieran encendidas y que la bandera estadounidense, que ondeaba en el mástil, seria iluminada con reflectores.
No obstante, ante el temor de ser objeto de un nuevo ataque, los supervivientes del SS Athenia, a quienes habían trasladado a Glasgow, que no embarcarían mas para América si no se les asignaba una escolta de protección (exigencia a todas luces comprensible).
Tras muchos aplazamientos, el día 19 de septiembre zarparon al fin sin escolta, pero antes hubo de darles seguridades de que por la noche todas las luces del barco permanecieran encendidas y que la bandera estadounidense, que ondeaba en el mástil, seria iluminada con reflectores.
Embajador polaco en Londres Edward Bernard Raczynski
Mientras en occidente tenía lugar esto incidentes aislados, Polonia sufría el terrible azote de la invasión alemana y suplicaba a Inglaterra que interviniese en su ayuda, bombardeando inmediatamente los campos de aviación y las zonas industriales situadas dentro del radio de acción de la RAF.
El 9 de septiembre, los polacos estaban tan desesperados que su embajador en Londres recibió las siguientes instrucciones: “Por favor, exponga con claridad la situación al Gobierno inglés y pida una respuesta más precisa respecto a los planes de guerra y ayuda a nuestro país”.
Cuando el embajador expuso el punto de vista polaco, se le respondió que el Gobierno inglés no consideraba la idea de bombardear Alemania mientras esta no bombardease gran Bretaña.; los ingleses dijeron haber tomado esta decisión por cuanto la realización de actos agresivos, como los que se les pedían, les vendrían la animadversión de la opinión pública de los Estados Unidos. Habida cuenta de la ayuda que Inglaterra y Francia habían garantizado a los polacos tan solo un mes antes, la respuesta era cualquier cosa menos satisfactoria.
El 9 de septiembre, los polacos estaban tan desesperados que su embajador en Londres recibió las siguientes instrucciones: “Por favor, exponga con claridad la situación al Gobierno inglés y pida una respuesta más precisa respecto a los planes de guerra y ayuda a nuestro país”.
Cuando el embajador expuso el punto de vista polaco, se le respondió que el Gobierno inglés no consideraba la idea de bombardear Alemania mientras esta no bombardease gran Bretaña.; los ingleses dijeron haber tomado esta decisión por cuanto la realización de actos agresivos, como los que se les pedían, les vendrían la animadversión de la opinión pública de los Estados Unidos. Habida cuenta de la ayuda que Inglaterra y Francia habían garantizado a los polacos tan solo un mes antes, la respuesta era cualquier cosa menos satisfactoria.
B. LA GUERRA DE "CONFETI"
De hecho, la principal respuesta inglesa a los acontecimientos de Europa oriental no fueron las incursiones aéreas, sino “las incursiones de la verdad”, como lo definió Sir Kingsley Wood, Ministro del Aire. Estas incursiones de la verdad consistieron en el lanzamiento, desde aviones de la RAF, de millones de octavillas de propaganda sobre territorio alemán.
Estas acciones se basaban en la convicción optimista e ingenua de que si se facilitada a los alemanes información acerca de la perversidad de sus gobernantes, se rebelaría contra ellos y los depondría. Por otra parte, se confiaba en que tales incursiones atemorizarían a los alemanes y a sus jerarcas al demostrarles que su país era muy vulnerable a los ataques aéreos. La primera incursión se realizado durante la noche del día 3 de septiembre: se lanzaron sobre territorio germano 6 millones de copias de una “nota al pueblo Alemán”. En total, más de trece toneladas de papel. Pero la acción no impresionó a los alemanes; creyeron, eso sí, que seguirían los ataques aéreos, por lo que tomaron eficaces medidas de defensa antiaérea.
Estas acciones se basaban en la convicción optimista e ingenua de que si se facilitada a los alemanes información acerca de la perversidad de sus gobernantes, se rebelaría contra ellos y los depondría. Por otra parte, se confiaba en que tales incursiones atemorizarían a los alemanes y a sus jerarcas al demostrarles que su país era muy vulnerable a los ataques aéreos. La primera incursión se realizado durante la noche del día 3 de septiembre: se lanzaron sobre territorio germano 6 millones de copias de una “nota al pueblo Alemán”. En total, más de trece toneladas de papel. Pero la acción no impresionó a los alemanes; creyeron, eso sí, que seguirían los ataques aéreos, por lo que tomaron eficaces medidas de defensa antiaérea.
Lady Juliet Duff posa junto a una ventana tapada y al lado de su mayordomo y su chófer, ambos en el ejercito
Las incursiones se repitieron durante casi todas las noches, hasta el punto de que, según el Ministerio del Aire, solo el 27 de septiembre se arrojaron unos 18 millones de octavillas sobre territorio alemán, lo que las autoridades inglesas consideraban con cierto orgullo. Pero no todos los representantes parlamentarios participaban en el optimismo el ministro.
El General Spears, diputado conservador, expresó con estas palabras su disgusto: “Es indigno hacer una guerra de confeti contra un enemigo inhumano. Estamos haciendo el ridículo”. Mas adelante, el General de Aviación Harris diría: “Mi opinión personal es que el único resultado que se obtuvo con las incursiones propagandísticas fue, sobre todo, el de satisfacer las necesidades europeas de papel higiénico durante los cinco largos años de guerra.
Muchas de aquellas circulares eran tan estúpidas e infantiles que quizás habría resultado contraproducente dárselas a conocer al pueblo inglés, y, sin embargo, perdimos hombres y aviones para lanzarlos en territorio enemigo”.
Sin duda, tanto el riesgo como los gastos fueron muy elevados. Especialmente desafortunado resultó la incursión que se llevo a cabo la noche del 27 de octubre. El frío era intensísimo. Cuatro bombarderos del 51ª Grupo lanzaron circulares sobre Fráncfort, Múnich y Stuttgart.
En uno de los aviones se pararon dos motores, la radio se estropeo, los timones de dirección y de profundidad quedaron agarrotados por el hielo y dos tripulantes perdieron el conocimiento. Los restantes miembros de la tripulación consiguieron efectuar un aterrizaje forzoso, en el que el avión resultó con serias averías, y, tras extinguir un conato de incendio que se declaró en un motor, subieron de nuevo a la cabina… y se durmieron.
Afortunadamente habían aterrizado en Francia. Los tres aparatos restantes consiguieron regresar a sus bases, pero todos ellos en muy mal estado a causa del frío intensísimo y de las averías, y maltrechos sus tripulantes.
El General Spears, diputado conservador, expresó con estas palabras su disgusto: “Es indigno hacer una guerra de confeti contra un enemigo inhumano. Estamos haciendo el ridículo”. Mas adelante, el General de Aviación Harris diría: “Mi opinión personal es que el único resultado que se obtuvo con las incursiones propagandísticas fue, sobre todo, el de satisfacer las necesidades europeas de papel higiénico durante los cinco largos años de guerra.
Muchas de aquellas circulares eran tan estúpidas e infantiles que quizás habría resultado contraproducente dárselas a conocer al pueblo inglés, y, sin embargo, perdimos hombres y aviones para lanzarlos en territorio enemigo”.
Sin duda, tanto el riesgo como los gastos fueron muy elevados. Especialmente desafortunado resultó la incursión que se llevo a cabo la noche del 27 de octubre. El frío era intensísimo. Cuatro bombarderos del 51ª Grupo lanzaron circulares sobre Fráncfort, Múnich y Stuttgart.
En uno de los aviones se pararon dos motores, la radio se estropeo, los timones de dirección y de profundidad quedaron agarrotados por el hielo y dos tripulantes perdieron el conocimiento. Los restantes miembros de la tripulación consiguieron efectuar un aterrizaje forzoso, en el que el avión resultó con serias averías, y, tras extinguir un conato de incendio que se declaró en un motor, subieron de nuevo a la cabina… y se durmieron.
Afortunadamente habían aterrizado en Francia. Los tres aparatos restantes consiguieron regresar a sus bases, pero todos ellos en muy mal estado a causa del frío intensísimo y de las averías, y maltrechos sus tripulantes.
Una pancarta en el lado alemán dice "El pueblo alemán no atacará al pueblo francés, si los franceses no atacan a los alemanes", más propaganda para mantener el frente inactivo
El efecto más real que produjeron estos métodos inofensivos fue el de suscitar un amplio sentimiento de indignación en Gran Bretaña ante la incapacidad que demostraba el Gobierno para intervenir de manera adecuada en ayuda de Polonia. Hubo quien pidió que a la declaración de guerra le siguiese una acción más concreta; y, puesto que no se quería recurrir a los ataque aéreos sobre ciudades y objetivos industriales, proponían que la aviación inglesa incendiara a la Selva Negra mediante bombarderos sistemáticos con bombas incendiarias.
Hugh Dalton, destacado miembro del partido laborista, que tenía muchos amigos personales en Polonia, se enfureció con Kingsley Wood. “El humo y el olor a quemado de los bosques (le hizo observar) enseñarían a los alemanes, que tanto amor demuestran por sus árboles, que la guerra no es siempre agradable y ventajosa, y que no se puede librar en territorio de los demás”.
Pero la única respuesta que recibió fue que incendiar la Selva Negra supondría contravenir la Convención de La Haya. Cuando Leo Amery planteó, a su vez, la misma demanda. Kingsley Wood le respondió: “No podemos hacerlo, porque se trata de una propiedad privada. Si accediese, al día siguiente me pedirían ustedes que bombardeara el Ruhr”.
Desesperado, el mismo Dalton formuló otra sugerencia para ayudar a los polacos: propuso efectuar un vuelo a Polonia, en un gesto simbólico que demostrara que persistía, entre los dos días, el espíritu de solidaridad. Pero Kingsley rechazó también la sugerencia, clasificándola de “inoportuno”. En términos generales, la actitud del Gobierno inglés hacia los enemigos del país parecía poco belicosa; y, sin embargo, el menos en las fases iniciales, se habían llevado a cabo ciertos esfuerzos para afrontar los problemas de la defensa.
Como medida preventiva ante el inminente conflicto, la “EMERGENCY POWERS (DEFENCE) BILL (Ley de Poderes de la Defensa en caso de Emergencia)" superó con rapidez las diversas fases de aprobación, hasta que, el 24 de agosto de 1939, fue aprobada definitivamente.
La ley facultaba al monarca para promulgar, por medio de los decretos pertinentes “las previsiones de defensa que se consideren necesarias y oportunas para garantizar la seguridad pública, el mantenimiento del orden, la defensa del reino y la actuación eficaz en cualquier guerra en que su Majestad pueda verse comprometida, así como para asegurar la continuidad de los abastecimientos y de los servicios indispensables para la vida de comunidad”.
Con carácter inmediato, las disposiciones de defensa concedían atributos para:
Hugh Dalton, destacado miembro del partido laborista, que tenía muchos amigos personales en Polonia, se enfureció con Kingsley Wood. “El humo y el olor a quemado de los bosques (le hizo observar) enseñarían a los alemanes, que tanto amor demuestran por sus árboles, que la guerra no es siempre agradable y ventajosa, y que no se puede librar en territorio de los demás”.
Pero la única respuesta que recibió fue que incendiar la Selva Negra supondría contravenir la Convención de La Haya. Cuando Leo Amery planteó, a su vez, la misma demanda. Kingsley Wood le respondió: “No podemos hacerlo, porque se trata de una propiedad privada. Si accediese, al día siguiente me pedirían ustedes que bombardeara el Ruhr”.
Desesperado, el mismo Dalton formuló otra sugerencia para ayudar a los polacos: propuso efectuar un vuelo a Polonia, en un gesto simbólico que demostrara que persistía, entre los dos días, el espíritu de solidaridad. Pero Kingsley rechazó también la sugerencia, clasificándola de “inoportuno”. En términos generales, la actitud del Gobierno inglés hacia los enemigos del país parecía poco belicosa; y, sin embargo, el menos en las fases iniciales, se habían llevado a cabo ciertos esfuerzos para afrontar los problemas de la defensa.
Como medida preventiva ante el inminente conflicto, la “EMERGENCY POWERS (DEFENCE) BILL (Ley de Poderes de la Defensa en caso de Emergencia)" superó con rapidez las diversas fases de aprobación, hasta que, el 24 de agosto de 1939, fue aprobada definitivamente.
La ley facultaba al monarca para promulgar, por medio de los decretos pertinentes “las previsiones de defensa que se consideren necesarias y oportunas para garantizar la seguridad pública, el mantenimiento del orden, la defensa del reino y la actuación eficaz en cualquier guerra en que su Majestad pueda verse comprometida, así como para asegurar la continuidad de los abastecimientos y de los servicios indispensables para la vida de comunidad”.
Con carácter inmediato, las disposiciones de defensa concedían atributos para:
- Proceder a la detención, juicio y condena de quienes contraviniesen estas disposiciones, así como el arresto sin mandamiento judicial, siempre que, a juicio del ministro secretario de Estado, ello fuera necesario para la seguridad y la defensa pública
- Autorizar el embargo o control de cualquier propiedad o empresa, así como la adquisición de toda propiedad que no fuera inmobiliaria
- Autorizar el allanamiento de cualquier edificio y el consiguiente edificio
- Proveer a la enmienda, la suspensión o la aplicación de cualquier ley, con modificaciones o sin ellas
C. LLUVIA DE PROHIBICIONES
El 28 de agosto de 1939 se publicó una larga lista de medidas restrictivas mediante las cuales se podía obligar a los agricultores a cultivar determinados productos y asimismo se podrían suspender los derechos pesqueros; además se recordaba la obligación que tenían los ciudadanos de alojar en sus casas a cualquier persona designado por el oficial encargado del alojamiento de la tropa; se prohibía también liberar palomas sin un permiso especial de la policía, a la cual debía entregarse toda paloma sobre la que se encontrase un mensaje.
La lista comprendía muchísimas prohibiciones. En resumen, cuando se examina aquella retahíla de normas, casi se tiene la impresión de que el Gobierno inglés se inclinaba a demostrar mas comprensión para la opinión pública alemana que para la inglesa. Pero esta característica se advirtió también entonces.
El 31 de Octubre, en la Cámara de los Comunes, numerosos oradores criticaron las disposiciones gubernamentales. Dingle Foot manifestó que le país parecía hallarse ante un doble peligro: la agresión nazi del exterior y la tendencia nazis en el interior.
La lista comprendía muchísimas prohibiciones. En resumen, cuando se examina aquella retahíla de normas, casi se tiene la impresión de que el Gobierno inglés se inclinaba a demostrar mas comprensión para la opinión pública alemana que para la inglesa. Pero esta característica se advirtió también entonces.
El 31 de Octubre, en la Cámara de los Comunes, numerosos oradores criticaron las disposiciones gubernamentales. Dingle Foot manifestó que le país parecía hallarse ante un doble peligro: la agresión nazi del exterior y la tendencia nazis en el interior.
Frank Kingsley Griffith
En este un punto muy importante. Frank Kingsley Griffith advirtió que los nuevos mandatos implicaban la abolición del Habeas Corpus, y que la parte referente a la detención y a las restricciones de las actividades personales concedía al ministro secretario de Estado al poder suficiente para implantar en Inglaterra las condiciones de un campo de concentración alemán.
Otra áspera crítica fue formulada por Herbert Morrison, quien ataco la introducción del toque de queda, observando que si con ello se pretendía evitar que la gente anduviera por las calles durante los ataques aéreos, la finalidad era sencillamente ridícula; cuando se produjeron ataques, los ciudadanos ya tendrían buen cuidado de no andar por las calles.
Entre unas cosas y otras, la jornada del 31 de octubre no resultó muy buena para El Primer Ministro Chamberlain. A partir del 1 de septiembre, cada noche, después de la puesta de sol al alba, el país debería permanecer en la más completa oscuridad. Esta norma se dio a conocer anticipadamente, por medio de un Memorándum publicado por el Ministerio del Interior.
Otra áspera crítica fue formulada por Herbert Morrison, quien ataco la introducción del toque de queda, observando que si con ello se pretendía evitar que la gente anduviera por las calles durante los ataques aéreos, la finalidad era sencillamente ridícula; cuando se produjeron ataques, los ciudadanos ya tendrían buen cuidado de no andar por las calles.
Entre unas cosas y otras, la jornada del 31 de octubre no resultó muy buena para El Primer Ministro Chamberlain. A partir del 1 de septiembre, cada noche, después de la puesta de sol al alba, el país debería permanecer en la más completa oscuridad. Esta norma se dio a conocer anticipadamente, por medio de un Memorándum publicado por el Ministerio del Interior.
George Bernard Shaw
El oscurecimiento originó innumerables contratiempos; entre otras cosas, el número de accidentes de tráfico aumento de un modo considerable.
En diciembre, con objeto de atenuar las dificultades, en las calles del distrito de Westminster se autorizó una débil iluminación, que luego se extendería a otros lugares, excluía una franja de unos 20 km a lo largo de la costa oriental y meridional.
el 22 de enero de 1940 no se hizo obligatorio el empleo del tipo de faro oficialmente aprobado para los automóviles. Cuando se comprobó, sin lugar a dudas, que la causa principal del incremento de los accidentes de tráfico era debido a la falta de iluminación, el ministro de transporte dispuso que en las zonas urbanas la velocidad máxima se redujo a unos 30 km por hora.
A fin de obligar a la población a aceptar los efectos deprimentes del oscurecimiento, casi todas las formas de diversión fueron severamente limitadas. George Bernard Shaw expresó su protesta y descontento ante estas medidas en las páginas del Times:
“¿Qué agente del Canciller Hitler (decía el escritor) ha sugerido que los ingleses se agazapan en la oscuridad durante todo el tiempo que dure la guerra?”.
El 14 de septiembre, puesto que el peligro de un ataque parecía haber disminuido, se permitió la reapertura de los teatros.
En diciembre, con objeto de atenuar las dificultades, en las calles del distrito de Westminster se autorizó una débil iluminación, que luego se extendería a otros lugares, excluía una franja de unos 20 km a lo largo de la costa oriental y meridional.
el 22 de enero de 1940 no se hizo obligatorio el empleo del tipo de faro oficialmente aprobado para los automóviles. Cuando se comprobó, sin lugar a dudas, que la causa principal del incremento de los accidentes de tráfico era debido a la falta de iluminación, el ministro de transporte dispuso que en las zonas urbanas la velocidad máxima se redujo a unos 30 km por hora.
A fin de obligar a la población a aceptar los efectos deprimentes del oscurecimiento, casi todas las formas de diversión fueron severamente limitadas. George Bernard Shaw expresó su protesta y descontento ante estas medidas en las páginas del Times:
“¿Qué agente del Canciller Hitler (decía el escritor) ha sugerido que los ingleses se agazapan en la oscuridad durante todo el tiempo que dure la guerra?”.
El 14 de septiembre, puesto que el peligro de un ataque parecía haber disminuido, se permitió la reapertura de los teatros.