El jefe de los servicios secretos alemanes, Ernst Uhrlau, debe haber pensado que, para que lo haga Wikileaks en cualquier momento, mejor hacerlo uno mismo tratando de controlar los efectos más perniciosos, y está a punto de dar carta blanca a una comisión de reconocidos historiadores para husmear a sus anchas en los archivos del Bundes Nachrichten Dienst.
El BND abrirá todo su archivo documental a los historiadores Jost Dülffer, de Colonia, Klaus-Dietmar Henke de Dresde, Wolfgang Krieger de Marburg y Rolf-Dieter Müller, de Potsdam, que podrán acceder absolutamente a todos los documentos secretos, incluidos los de contenido más confidencial, si finalmente firman un muy específico contrato previo en el que se establece que podrán verlo todo, pero no podrán contarlo todo. El BND se reserva ciertos derechos de veto a material que ponga en peligro la seguridad de Estado o las relaciones diplomáticas con otros países.
Mayor transparencia
No han sido desvelados los criterios de selección de estos cuatro elegidos que tardarán, según un cálculo previo, unos cuatro años de trabajo solamente para revisar el material disponible. A pesar de las restricciones del contrato y del número de expertos que tendrá acceso a los datos, se trata de la mayor operación de transparencia en cuestión de servicios secretos en la historia contemporánea.
Según fuentes del MND, la decisión se ha inspirado, no solamente en la nueva exigencia de transparencia que ha impuesto el fenómeno Wikileaks, sino también en dos experiencias previas que han servido para romper el tabú y cuyo resultado es leído internamente como muy beneficioso.
Experiencias anteriores
En primer lugar, la apertura al público de los archivos de la Stasi ha servido para que las dos Alemanias, una vez reunificadas, pudiesen conocer en profundidad los entresijos que permitieron durante décadas la continuidad del régimen comunista de la RDA. La catarsis colectiva fruto de la publicación de una ingente cantidad de documentos que puede ser consultados libremente por el público ha allanado sociológica y psicológicamente el proceso de la reunificación.
Y más recientemente, una sentencia judicial ha abierto una vía que los servicios secretos alemanes consideran ya un camino sin punto de retorno. El periodista Gaby Weber tuvo que acudir al tribunal administrativo federal para poder acceder, durante el curso de una investigación, a los archivos del BND relativos al teniente coronel de las SS Adolf Eichmann.
Los resultados de aquellas pesquisas fueron sin duda comprometedores para el BND, pero el acceso a los archivos fue sólo un primer triunfo de la trasparencia, una batalla que solo podría prolongarse si se obliga a los investigadores a acudir a los tribunales caso por caso.
Primeros objetivos de los historiadores
Uno de los primeros objetivos de los cuatro historiadores será, sin duda, establecer el papel de los servicios secretos alemanes en la fuga de numerosos jerarcas nazis tras la II Guerra Mundial, así como la composición de sus propias filas a partir de 1945, cuando muchos nazis siguieron prestando sus servicios a la recién fundada República Federal alemana.
Seguramente aparecerán sorpresas en la etapa correspondiente a la lucha del Estado alemán contra los terroristas de la Fracción Ejército Rojo y muchos periodistas esperan descubrir qué tipo de relación privilegiada ruvieron con el BND algunos ilustres colegas, como la editora de Die Zeit, Marion Gräfin Dönhoff, de la que ya sabemos que aparece en algunos documentos secretos bajo el nombre cifrado de "Dorotea", o el redactor jefe del Bild Zeitung, al que los espías alemanes pusieron el nombre de "Bongert".
Quizá la iniciativa llegue a crear escuela y asistamos en los próximos años a desnudos parciales de otros servicios secretos europeos, por qué no los españoles, ahora que Wikileaks ha dado inicio a una peculiar época de destape.
Fuente: http://www.elmundo.es/elmundo/2011/01/1 ... 020795.htmEl BND abrirá todo su archivo documental a los historiadores Jost Dülffer, de Colonia, Klaus-Dietmar Henke de Dresde, Wolfgang Krieger de Marburg y Rolf-Dieter Müller, de Potsdam, que podrán acceder absolutamente a todos los documentos secretos, incluidos los de contenido más confidencial, si finalmente firman un muy específico contrato previo en el que se establece que podrán verlo todo, pero no podrán contarlo todo. El BND se reserva ciertos derechos de veto a material que ponga en peligro la seguridad de Estado o las relaciones diplomáticas con otros países.
Mayor transparencia
No han sido desvelados los criterios de selección de estos cuatro elegidos que tardarán, según un cálculo previo, unos cuatro años de trabajo solamente para revisar el material disponible. A pesar de las restricciones del contrato y del número de expertos que tendrá acceso a los datos, se trata de la mayor operación de transparencia en cuestión de servicios secretos en la historia contemporánea.
Según fuentes del MND, la decisión se ha inspirado, no solamente en la nueva exigencia de transparencia que ha impuesto el fenómeno Wikileaks, sino también en dos experiencias previas que han servido para romper el tabú y cuyo resultado es leído internamente como muy beneficioso.
Experiencias anteriores
En primer lugar, la apertura al público de los archivos de la Stasi ha servido para que las dos Alemanias, una vez reunificadas, pudiesen conocer en profundidad los entresijos que permitieron durante décadas la continuidad del régimen comunista de la RDA. La catarsis colectiva fruto de la publicación de una ingente cantidad de documentos que puede ser consultados libremente por el público ha allanado sociológica y psicológicamente el proceso de la reunificación.
Y más recientemente, una sentencia judicial ha abierto una vía que los servicios secretos alemanes consideran ya un camino sin punto de retorno. El periodista Gaby Weber tuvo que acudir al tribunal administrativo federal para poder acceder, durante el curso de una investigación, a los archivos del BND relativos al teniente coronel de las SS Adolf Eichmann.
Los resultados de aquellas pesquisas fueron sin duda comprometedores para el BND, pero el acceso a los archivos fue sólo un primer triunfo de la trasparencia, una batalla que solo podría prolongarse si se obliga a los investigadores a acudir a los tribunales caso por caso.
Primeros objetivos de los historiadores
Uno de los primeros objetivos de los cuatro historiadores será, sin duda, establecer el papel de los servicios secretos alemanes en la fuga de numerosos jerarcas nazis tras la II Guerra Mundial, así como la composición de sus propias filas a partir de 1945, cuando muchos nazis siguieron prestando sus servicios a la recién fundada República Federal alemana.
Seguramente aparecerán sorpresas en la etapa correspondiente a la lucha del Estado alemán contra los terroristas de la Fracción Ejército Rojo y muchos periodistas esperan descubrir qué tipo de relación privilegiada ruvieron con el BND algunos ilustres colegas, como la editora de Die Zeit, Marion Gräfin Dönhoff, de la que ya sabemos que aparece en algunos documentos secretos bajo el nombre cifrado de "Dorotea", o el redactor jefe del Bild Zeitung, al que los espías alemanes pusieron el nombre de "Bongert".
Quizá la iniciativa llegue a crear escuela y asistamos en los próximos años a desnudos parciales de otros servicios secretos europeos, por qué no los españoles, ahora que Wikileaks ha dado inicio a una peculiar época de destape.