
De forma secreta, el Ejército Polaco había construido defensas de hormigón en varios lugares de la Península de Westerplatte, además de cavar trincheras y preparar barricadas de cara a una posible agresión alemana, que se hizo muy previsible ante la escalada de amenazas lanzadas por Hitler contra Polonia. A pesar de que los planes iniciales habían previsto sólo que aguantasen 12 horas a la llegada de refuerzos, esos 180 soldados polacos resistieron heroicamente a unas fuerzas atacantes muy superiores durante seis días, unos ataques que incluyeron asaltos de infanterías, ataques aéreos y bombardeos navales.
El 7 de septiembre de 1939, agotados, sin municiones ni alimentos, los defensores polacos izaron una bandera blanca. El Mayor Henryk Sucharski entregó su sable al general alemán Friedrich-Georg Eberhardt, pero éste le permitió quedárselo (si bien se lo confiscaron más tarde), en señal de reconocimiento por el heroísmo que había demostrado aquella pequeña guarnición polaca. Hoy en día sólo quedan algunas ruinas de las posiciones militares polacas de Westerplatte, un lugar que es venerado en Polonia como un sinónimo de heroísmo. En 1966 se erigió un gran monumento de 25 metros de alto dedicado a aquellos héroes, que aún hoy se alza en la península, diseñado por Franciszek Duszeńko, Henryk Kitowski y Adam Haupt.
Podéis ver aquí un vídeo del Museo de la Segunda Guerra Mundial de Gdańsk que muestra los lugares de la batalla y cómo eran en 1939 (el vídeo está en inglés, puedes activar los subtítulos en español en la barra inferior del reproductor):
Hace dos meses, el canal polaco El Turisto Urbex publicó este otro vídeo que nos muestra con más detalle los restos de las fortificaciones de Westerplatte (está en polaco, y lamentablemente no ofrece traducción automática):
Podéis ver a continuación algunas capturas de este último vídeo.




Fuente: EXPLORANDO.INFO