La hora de los traidores en la Segunda Guerra Mundial

Descripción: El libro del historiador David Alegre Lorenz, analiza las razones que llevaron a los ultranacionalistas a aceptar la ocupación nazi de sus países.

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La hora de los traidores en la Segunda Guerra Mundial

Mensaje por Bertram » 23 09 2022 07:31

'Colaboracionistas', el libro del historiador David Alegre Lorenz, analiza las razones que llevaron a los partidos ultranacionalistas a aceptar la ocupación militar nazi de sus países

Colaboracionistas belgas encerrados en el zoo de Antwerp en septiembre de 1944Colaboracionistas belgas encerrados en el zoo de Antwerp en septiembre de 1944
Es una buena noticia que se incremente la nómina de los historiadores españoles capaces de plantar cara a las grandes figuras del mundo anglosajón en el tratamiento de temas de interés universal. Sobre todo, cuando esto se logra en términos narrativos atractivos y accesibles. Es el caso de este libro, en la mejor tradición de las obras de Ferràn Gallego y Xosé M. Núñez Seixas sobre el Tercer Reich y la guerra de exterminio librada en el frente del Este.

Colaboracionistas pretende ­–y consigue satisfactoriamente– dar explicación a la paradoja de que partidos ultranacionalistas minoritarios (el nacionalismo extremo fue una característica común a todos los fascismos europeos) aceptaran con júbilo la ocupación militar de sus países por una potencia extranjera.

Algunos colaboracionistas eran oportunistas que buscaban alcanzar el poder bajo la tutela nazi

Algunos de sus miembros eran jóvenes fascinados por la apariencia invencible de las Waffen SS, las marchas, los uniformes y la mística del combate. Miles de hombres apenas salidos de la adolescencia cruzaron el continente dispuestos a morir por un Nuevo Orden europeo dirigido por Alemania. Esa experiencia de combate les marcó de forma indeleble y contribuyó a su proceso de radicalización ideológica.

Cuando volvieron del frente y, sobre todo, tras la derrota de Stalingrado, tomaron conciencia de que habían quemado todos los puentes con sus compatriotas; de que la derrota iba a implicar que fueran tratados como traidores. A la cuestión de las represalias se dedica el capítulo final, que describe cómo sociedades humilladas por la ocupación cayeron en el mito del resistencialismo e impusieron un período de depuración que llevó a que Noruega, Dinamarca y Países Bajos, que habían abolido la pena de muerte, la reimplantaran.

El ajuste de cuentas, sin embargo, fue breve. A partir de 1946, el pasado más violento de Europa “quedó sumido en la oscuridad y el silencio, hasta el punto de resultar inconcebible para las siguientes generaciones”. Tampoco es de extrañar. El comportamiento vergonzoso (salvo honrosas excepciones) de las élites de los países analizados por el autor sigue proyectando una sombra ominosa sobre la conciencia del continente.

Otros eran oportunistas que buscaban alcanzar el poder bajo la tutela nazi. Pero, aunque estos fomentaron la ficción de que contaba con ellos para el establecimiento de su Nuevo Orden y les concedieron ventajas y privilegios, siempre prefirieron la cooperación de las viejas élites conservadoras. El caso Francés es paradigmático. Hitler pactó de buen grado con Petain y Laval y mantuvo a los fascistas locales en un humillante segundo plano, a las órdenes de las unidades de la SS y la Gestapo.

España no fue beligerante en el conflicto, pero demostró su ideología y su solidaridad enviando a la División Azul

Buena parte del libro está dedicada a los casos de Bélgica –y la competición criminal entre los nazismos flamenco y valón–, Noruega, Dinamarca (promotora entusiasta del SS-Standarte Nordland y Suecia. Menor atención recibe Francia y los colaboracionistas bálticos y ucranianos, una fuente fundamental de reclutas entusiastas que competían con los nazis en antisemitismo y anticomunismo.

España no estaba ocupada ni era beligerante en el conflicto mundial, pero demostró su identificación ideológica y su solidaridad enviando a la División Azul. A sus escasamente ejemplares aventuras dedica el libro algunas de las páginas.

Un recorrido documentado por la siniestra historia del siglo XX europeo que se suma a los que intentan dar respuesta a la cuestión de cómo europeos normales y corrientes pasaron de escuchar mítines en las cervecerías a las organizaciones colaboracionistas, las unidades de combatientes y los escuadrones de la muerte.


Fuente: La Vanguardia


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