La homosexualidad constituía una de las pruebas de degeneración racial que, además, se transmitía por vicio de unos individuos a otros; por ello las autoridades debían poner todos los medios a su alcance para evitar su extensión.
- REPÚBLICA DE WEIMAR
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- LA NOCHE DE LOS CUCHILLOS LARGOS Y EL ASUNTO FRITSCH
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Ya a comienzos de la república se había formado incluso un movimiento reivindicativo de los derechos de los homosexuales que tuvo su origen en el Institut für Sexualwissenschaft (Instituto para la investigación sexual) dirigido por Magnus Hirschfeld y el Comité científico humanitario, en el que también colaboraba Hirschfeld.
Abrió un centro en Berlín con reuniones semanales y publicando un boletín también semanal llamado Die Freundschaft (La amistad). En 1921 la asociación lanzó un llamamiento a la acción para que los homosexuales alemanes participasen en la reforma legal:
Homosexuales, conocéis las razones que motivan a vuestros oponentes. También sabéis que vuestros líderes y vuestros abogados han trabajado duro e incansablemente durante décadas para eliminar los prejuicios, difundir la verdad, reivindicar vuestros derechos; y esos esfuerzos no han sido del todo en vano. Pero la conclusión final es que vosotros mismos debéis reivindicar vuestros derechos. En última instancia, la justicia sólo será el fruto de vuestro esfuerzo. La liberación de los homosexuales sólo puede lograrse gracias al esfuerzo de los propios homosexuales.
En 1919 se realizó la película Anders als die Andern (Diferente a los demás), interpretada por Conrad Veidt, que narra la historia de un homosexual víctima de chantaje que va en busca de ayuda a un médico famoso (interpretado por el mismo Magnus Hirschfeld); por lo visto los chantajes a homosexuales eran una auténtica industria en Alemania. Y en 1921 se fundó el grupo de teatro homosexual Theater des Eros. Pero el cambio de clima empezó a notarse en 1920 cuando Hirschfeld fue agredido por antisemitas en Múnich, un asalto recogido con regocijo por la prensa nazi. Hirschfeld sufrió otro atentado en 1923, durante una conferencia le disparó un joven en Viena, siendo heridas varias personas más.
Todos los delegados de los demás partidos políticos alemanes, incluido el partido comunista alemán, votaron a favor de la retirada del artículo 175 en la votación del comité. Por lo que el parlamento estaba virtualmente a punto de reformar el código cuando el hundimiento de la bolsa de Nueva York (Crack de 1929), la crisis financiera mundial que siguió y la anexión de Austria dieron al traste con el nuevo proyecto de ley.
En 1930 el NSDAP ya había conseguido ser la segunda mayor fuerza en el parlamento y las SA comenzaban a actuar en las calles. El ambiente era tan peligroso que Hirschfeld no volvió en 1932 de uno de sus viajes al extranjero y se dirigió directamente al exilio en Suiza.
En 1932 murió Radczuweit, uno de los grandes pilares del movimiento homosexual, y en 1933 murió Richard Linsert, que había sido muchos años secretario y uno de los elementos fundamentales del Comité Científico Humanitario, que se disolvió tras su muerte. A partir de la llegada de Hitler al poder en enero de 1933 se precipitan los acontecimientos.
En febrero, el Ministerio del Interior de Prusia ordenó el cierre de todos los locales y revistas que estuviesen relacionadas con los homosexuales.
En mayo el Institut für Sexualwissenschaft fue cerrado, saqueado y su biblioteca ardió junto a otras obras «contrarias al espíritu alemán» el 10 de mayo de 1933. En junio se disuelven definitivamente las asociaciones de homosexuales.
En 1928, a una pregunta de la revista Der Eigene, el NSDAP respondió: ¡El interés de la comunidad por delante del interés propio! No es necesario que tú y yo vivamos, pero es necesario que viva el pueblo alemán. Y sólo puede vivir si quiere luchar, porque vivir significa luchar. Y sólo puede luchar si se mantiene púber. Pero sólo se puede mantener púber si mantiene la disciplina, sobre todo frente a la lujuria. El amor libre es obsceno. Por eso lo rechazamos, tal como rechazamos lo que daña a nuestro pueblo. El que piensa en amor entre hombres o entre mujeres es nuestro enemigo. Rechazamos todo lo que castra a nuestro pueblo, que lo convierte en pelota de nuestros enemigos, porque sabemos que la vida es lucha [...].
Poco más tarde, en 1930, el Völkischer Beobachter, órgano oficial del NSDAP, comparaba a los homosexuales con lo peor del alma de los judíos y recomendaba tratarlos como criminales aberrantes.
La segunda corriente sería la representada por Hitler mismo, que personalmente no parecía tener nada en contra los homosexuales, mientras fueran discretos. Finalmente estaban aquellos que eran profundamente homófobos, entre los que se cuenta Heinrich Himmler, que llegaría a ser jefe de las SS. La persecución de los homosexuales bajo el régimen nazi, a pesar de los esfuerzos de una parte de los dirigentes del partido, sobre todo Himmler, de extenderla y aumentarla, nunca llegó a tener el carácter sistemático ni los métodos a gran escala que se emplearon para la eliminación de otros grupos, sobre todo comparado con el caso de los judíos.
No existió un plan generalizado de asesinato de todos los homosexuales y sólo una pequeña proporción de homosexuales acabó detenido o en los campos de concentración. Otra diferencia con el caso judío es que los homosexuales sólo fueron perseguidos en el Reich y los territorios anexados, no en los territorios ocupados.
En general, a los homosexuales les era posible la ocultación o incluso la realización de matrimonios más o menos de conveniencia. Por otra parte, la homosexualidad de Röhm fue empleada en estos primeros años por la oposición para atacar al NSDAP. Sobre todo fue el periódico Münchener Post de tendencia socialdemócrata, pero también otros como Welt am Montag, los que aprovecharon la detención por el §175 de Röhm en 1931 para ridiculizar a las camisas marrones.
También periódicos extranjeros, exiliados o intelectuales emplearon la estrategia, como Bertolt Brecht, que en versos se burlaba de que Hitler se había desecho el 30 de junio de 1934 de un antiguo amante.
El tema de la homosexualidad de Hitler ha sido retomado posteriormente por el historiador alemán Lothar Machtan en su libro El secreto de Hitler (2001), que ha sido criticado como dudoso por otros historiadores como Hans Mommsen e Ian Kershaw.
Los homosexuales inicialmente no se vieron excesivamente perjudicados por el cambio de régimen; por ejemplo, de los 2.450 detenidos preventivos que había el 10 de abril de 1934 en Baviera, sólo 10 lo eran por «vida licenciosa». Algunos jueces nazis afirmarían más tarde que esto era debido en parte al miedo a Röhm. Este se había convertido en una de las personas más poderosas del régimen, jefe de las SA, un auténtico ejército paralelo de unos 400.000 miembros, y ministro sin cartera desde diciembre de 1933.
Hitler le había asegurado en varias ocasiones su aprecio, la última vez a comienzos de junio de 1934; pero parece que su excesivo poder y sus veleidades revolucionarias habían comenzado a ser incómodas para la burguesía y sobre todo en el ejército.
El 29 de junio de 1934, en un incidente que se ha llamado «La noche de los cuchillos largos», Hitler, con ayuda de Rudolf Heß, Joseph Goebbels y un grupo de las SS, viajaron a Múnich en avión para asesinar a los cabecillas de la SA, a la vez que se ajustaban las cuentas con algunos opositores del régimen, en total, unas 100 personas.
La justificación dada por Hitler fue un intento de golpe de estado por parte de Röhm y las SA, pero no se olvidó de mencionar la homosexualidad de Röhm y la cúpula dirigente, acusándolos veladamente de perversión de menores. Los mayores perdedores del incidente fueron los homosexuales: a partir de ese momento la retórica anti-homosexual pasó a formar parte del discurso nazi, que fue útil a Hitler en el llamado escándalo Blomberg-Fritsch.
En enero de 1938 se descubrió que el general Werner von Blomberg, Ministro de la Guerra, se había casado con una mujer que estaba registrada en Berlín por prostitución. Blomberg tuvo que dimitir.
Fritsch, a la sazón Comandante en Jefe (Oberkommando des Heeres) y uno de los candidatos a suceder al Ministro de la Guerra junto con Göring y Himmler, no era tan afecto a Hitler como Blomberg y en cambio muy popular en el ejército.
A pesar de haber ordenado destruir un acta sobre la homosexualidad de Fritsch que le había presentado Göring en 1936, Hitler ordenó inmediatamente la reconstrucción de esa misma acta para emplearla contra el coronel general.
La homofobia fue empleada de nuevo entre 1936 y 1938 para debilitar el poder de la Iglesia católica en los llamados Klosterprozesse. En una campaña consciente, diversos religiosos y creyentes fueron acusados de homosexualidad y algunos incluso condenados.
La nueva ley entró en vigor el 14 de junio de 1935. En los años siguientes se continuó discutiendo recrudecer aun más el §175, pero el veto de Hitler, que no consideraba apropiado un cambio de legislación con el país en guerra, evitó su entrada en vigor. La modificación de la ley y una mayor actividad policial incrementaron drásticamente el número de detenidos entre 1936 y 1938. En 1939, en plena Guerra, los tribunales militares comenzaron a juzgar a soldados por el §175. En total, entre 1933 y 1945 fueron juzgados unos 100.000 hombres, de los que aproximadamente la mitad fueron condenados, algunos a muerte.
La dirección de la Reichszentrale, inicialmente en manos de Meisinger, pasa en marzo de 1936 a Erich Jacob, al que se une como director científico el psiquiatra y neurólogo Carl Heinz Rodenberg. Ambos dirigieron la central hasta 1945, pero no sufrieron ningún tipo de consecuencias tras la Guerra.
El objetivo principal de la Reichszentrale era la recopilación y el registro central de las fichas de homosexuales, las llamadas listas rosas. En 1939 poseían 33.000 fichas, en 1940 42.000. Ese mismo año, 1940, Himmler, a la sazón jefe de de la policía alemana, ordenó «detener de forma preventiva, tras el cumplimiento de su condena, a todos aquellos homosexuales que hayan seducido a más de un amante», lo que a menudo significaba un traslado a los campos de concentración tras haber salido de la cárcel.
En 1941 Hitler emitió una orden secreta por la que establecía la ejecución de todos los miembros de las SS y de la policía que realizaran acciones «lujuriosas» con otro hombre, independientemente de la edad de ambos. Con ello, Hitler sustraía a las SS y a la policía del sistema judicial normal y, para casos que afectaran al Art. 175 y Art. 175a, introducía una legalidad específica en tribunales especiales. El número de personas que fueron ejecutadas como consecuencia de esta orden es desconocido.
El artículo 129 I b hablaba de «lujuria contra natura [...] con personas del mismo sexo», lo que incluía a las mujeres, al contrario que la ley alemana. En 1940 el Tribunal Supremo del Reich en Leipzig, que en 1939 se había convertido en tribunal supremo para Alemania y Austria, decidió unificar la definición de «lujuria contra natura», tomando la alemana.
En consecuencia, la situación legal de los homosexuales empeoró considerablemente: a partir de ahora el tocamiento de los genitales pasaba a ser delito. Debido a que el artículo 129 I b no hacía distinción de edad y la legislación austriaca consideraba a los jóvenes como responsables penalmente desde los 14 años, los casos de jóvenes de 14 a 16 años eran tratados por los juzgados para adultos.
La situación para los jóvenes se suavizó ligeramente en 1943 con el Reichsjugendgesetz («Ley de juventud»), que fijaba los castigos para menores de 21 años.
En el Sudetengau se mantuvo la legislación checo-austriaca hasta el 1 de marzo de 1939, fecha en la que se introdujo el derecho penal alemán, con la salvedad de todos aquellos delitos que no estuviesen contemplados en el derecho alemán. Esta salvedad tenía como consecuencia que la homosexualidad femenina siguió siendo delito.
La cosa aun era más complicada, puesto que estos cambios afectaban sólo a los alemanes, que obtenían la ciudadanía alemana, y los checos que fuesen nativos de la zona, aquellos checos que se hubiesen asentado recientemente seguían con las leyes checo-austriacas. Es decir, una parte de los habitantes se legislaban por el Art. 175 del derecho penal alemán y otra parte por el Art. 129Ib del derecho austriaco.
En el Protectorado de Bohemia y Moravia la situación era similar. Los alemanes étnicos obtuvieron la ciudadanía alemana y pasaron a regirse por el Art.175, mientras que el resto de la población seguía con el Art. 129Ib. Y de nuevo, la homosexualidad femenina no dejó de ser delito para las alemanas, por las mismas razones que en los Sudetes.
En cambio la situación de los jóvenes alemanes étnicos mejoró, ya que el Art. 175 hacía una distinción por edades. Al igual que ocurrió en Austria, el Tribunal Supremo del Reich decidió en 1940 que la definición de «lujuria contra natura» debía equipararse a la alemana, empeorando aquí también la situación de los homosexuales.
A pesar de ello, los jueces alemanes introducidos en Polonia aplicaban el derecho Alemán, lo que se oficializó en junio de 1940, inicialmente sólo para ciudadanos alemanes y Schutzangehörige polacos (aquellos que se podían «germanizar»). Esto implicaba un empeoramiento de la situación de los homosexuales, ya que el derecho polaco, inspirado en el francés, no condenaba las relaciones homosexuales de mutuo acuerdo entre adultos, aunque sí lo hacia en caso de relaciones sexuales con menores, uso de violencia o chantaje o prostitución. Así, a partir de junio de 1940 se pasó a aplicar el §175 en Polonia, situación que empeoró en 1941, cuando se agravaron las condenas para todos los polacos, en un intento de instrumentalizar las leyes para «limpiar» Polonia de polacos.
En 1942 Himmler ordenó que todos aquellos polacos que cometieran delitos de «sodomía» y otros, como «aborto» o «zoofilia», en territorio Alemán no fuesen perseguidos judicialmente, sino que fuesen expulsados a territorio «no Alemán», es decir al Gobierno General, a no ser que hubiesen cometido el delito con un alemán. Esto incluía los territorios de Polonia que habían sido anexionados recientemente a Alemania.
El mismo tratamiento debía ser dado a los polacos que realizaban trabajos forzados en Alemania y Austria. De esta forma, los homosexuales polacos salieron beneficiados de la orden ejecutiva de Himmler de 1942, que suponía en otros aspectos, un empeoramiento considerable de la situación de los polacos en general.
El área del sudeste, fronterizo con Italia, fue entregado a Mussolini. Los departamentos de Mosela, Bajo Rin y Alto Rin, aunque formalmente no fueron anexionados por Alemania, a todos los efectos pasaron a formar parte del Reich bajo el nombre de «Alsacia-Lorena». En Alsacia y Lorena, los homosexuales fueron tratados igual que en el resto de Alemania y se han rastreado 22 juicios.
El caso más conocido es el de Pierre Seel, uno de los pocos supervivientes del triángulo rosa que ha contado su historia. El resto de Francia se dividía entre la «Zona ocupada», bajo administración militar alemana, y al sur la «Zona libre». El jefe de estado nominal de ambas zonas era el general Henri Philippe Pétain, y aunque efectivamente sólo tuvo poder real en la Zona libre hasta 1942, cuando las tropas alemanas ocuparon el sur, mantuvo su cargo hasta el final de la Guerra. A pesar de que el gobierno de Pétain apoyó la política de exterminio alemana, no hubo grandes persecuciones de homosexuales, tal como han demostrado en sus estudios Michel Celse, Pierre Zaoui y Michael D. Sibalis.
La homosexualidad era legal en Francia desde 1810, hecho que no cambió tras la ocupación, a pesar de la modificación del artículo 334 del código penal, que elevaba la edad de consentimiento para relaciones homosexuales a los 21 años. El cambio se enmarcaba en un intento de «renovación de la moral» por parte del gobierno, que temía que los cadetes en los puertos de Brest, Toulon y Marsella cayesen en la prostitución y la desmoralización. La ley se mantuvo tras la Guerra, aunque como artículo 331, hasta su derogación el 4 de agosto de 1982.
El 31 de julio de 1940, diez semanas tras la invasión, las autoridades alemanas introdujeron la Orden n°. 81 para la lucha contra el «vicio contra natura» (widernatürliche Unzucht), que prácticamente copiaba la ley alemana. Las relaciones homosexuales entre adultos holandeses se podían condenar con una pena de hasta cuatro años de cárcel; en el caso de prostitución o abuso de poder, la homosexualidad se podía condenar hasta a diez años de cárcel.
Los llamados «jóvenes prostitutos» (Strichjunge) podían ser condenados a hasta tres años de trabajos forzados. A principios de 1941, las autoridades alemanas reestructuraron la policía holandesa, centralizándose la policía criminal en La Haya bajo las órdenes del SS-Hauptsturmführer Wenzky.
El departamento encargado de luchar contra la homosexualidad era la Inspección II.D.3, la «Central para la lucha contra la homosexualidad». Hacia mediados de 1943 ya se habían dado todos los pasos para una persecución a gran escala de los homosexuales. Sin embargo, entre agosto de 1940 y diciembre de 1943, no se han encontrado más que 138 juicios por homosexualidad, de los que 90 fueron declarados culpables, 50 fueron encarcelados y 10 fueron encerrados en manicomios por «otros» problemas mentales.
El relativo bajo número de perseguidos se explica por que las acciones operativas estaban en manos de la policía neerlandesa, que tenía recursos limitados y otros frentes abiertos en la deportación de judíos y la resistencia, en la que también participaban homosexuales, como Nico Engelschman.
Se desconoce la política seguida en los territorios ocupados de Ucrania, el Ostland y Noruega. En Bélgica, Dinamarca, Serbia, Grecia y las zonas operativas militares (costa adriática, frente soviético y el Alpenvorland, es decir, los Prealpes) no se tomaron medidas para la criminalización de la homosexualidad. En general, en ninguno de estos territorios hubo una persecución masiva y sistemática de los homosexuales.
Para los ideólogos y los científicos nazis, los homosexuales caían claramente dentro de la categoría de los asociales. La campaña de esterilización llevada a cabo reclamó no menos de 400.000 víctimas en total.
En 1935 se introdujo un párrafo en la ley que debía proteger a la sociedad de personas con enfermedades hereditarias y que permitía la castración de homosexuales con delitos políticos o criminales, aunque sólo de forma voluntaria.
En 1939 se hizo un proyecto de ley para el tratamiento de los asociales, en el que ya no se hablaba de acto voluntario, sino que la esterilización quedaba en manos del juez; un segundo proyecto de la misma ley de 1943 ordenaba la castración en casos en que la «moral pública» lo demandase; un tercer proyecto de ley de 1944 ordenaba la castración en casos en los que acciones repetidas o una «personalidad con tendencia» fueran necesarios para la seguridad pública.
La evolución de la Guerra no permitió la introducción de estas reformas y en agosto de 1944 el Ministerio de Justicia ordenó que los trabajos fueran interrumpidos. Ya no es posible calcular su número exacto, pero muchos de los homosexuales que habían sido detenidos, encarcelados o trasladados a campos de concentración fueron liberados y enviados al frente, ya que la situación de guerra total obligaba al empleo de todos los hombres.
Muy activos en este campo fueron el Dr. med. Gustav Boeters, consejero ministerial en Zwickau, y el Dr. med. Carl-Heinz Rodenberg, director científico de la Reichszentrale zur Bekämpfung der Homosexualität und der Abtreibung (Central del Reich para la Lucha contra la Homosexualidad y el Aborto). Boeters, que desde 1924 había estado ordenando esterilizaciones de disminuidos psíquicos, admitía en un artículo publicado en 1934 haber ordenado castrar a unos 60 «delincuentes morales», incluso antes de que la ley lo permitiese.
El número de castraciones realizadas de esta forma incontrolada no es conocido, al igual que tampoco lo es el número de «voluntarios» que fueron castrados según la ley de julio de 1935, aunque a finales de 1935 el Reichsgesundheitsamt afirmaba que «sólo» 87 hombres habían accedido. De los castrados según la ley de 1933, a finales de 1940, sumaban 2000 hombres.
El caso más extremo es del Dr. med. Carl Vaernet, SS-Sturmbannführer y endocrinólogo danés. Vaernet, que afirmaba poder curar la homosexualidad con una glándula patentada por él, consiguió el apoyo del jefe de la Cruz Roja alemana, el Prof. Dr. Ernst Robert Grawitz, y del propio Himmler para realizar una serie de experimentos con presos del campo de concentración de Buchenwald.
Los experimentos se llevaron a cabo a partir del verano de 1944, implantándose en la zona de la ingle a 15 presos, la mayoría homosexuales, una glándula que liberaba una hormona sexual masculina artificial. Dos de los presos murieron por complicaciones posteriores.
En un informe realizado en 1945 tras la liberación de Buchenwald por el oficial judío norteamericano Albert Rosenberg, aparece el recuento de Ferdinand Röhmhild, preso número 1243, un escritor nacido en Fráncfort del Meno en 1903, titulado La situación de los homosexuales en el campo de concentración de Buchenwald.
Cuenta Röhmhild que hasta 1938 los homosexuales se situaban en los barracones de presos políticos y llevaban una existencia relativamente discreta. En octubre de 1938 se les aisló en un bloque propio rodeado de alambre de espino, en una compañía de castigo propia y tenían que trabajar en la cantera, el trabajo más duro.
Los vigilantes de las SS a veces declaraban como «homosexuales» a presos a los que querían perjudicar y contra los que no podían emplear otras razones: la simple sospecha de homosexualidad bastaba y era prácticamente equivalente a la pena de muerte.
Los homosexuales, considerados como los «de menos valor» de entre los presos, eran a menudo seleccionados para ir a los campos de exterminio de Mauthausen, Natzweiler o Groß-Rosen, o para realizar trabajos que implicaban la muerte. Hacia 1942 se suavizaron ligeramente las condiciones en Buchenwald; por una parte, la falta de mano de obra en Alemania obligaba a los responsables de los campos a tener más cuidado, y por otra, se logró quitar poder a las SS.
Las condiciones fueron similares en el campo de concentración de Dachau. Los primeros presos homosexuales del campo provenían de redadas realizadas en Baviera, basadas en los datos de las listas rosas.
Al igual que en Buchenwald, las durísimas condiciones de vida, el aislamiento de los demás presos y los trabajos forzados especialmente duros fueron las causas principales, pero también hubo muertes debidas a los experimentos médicos, de los que no se conserva mucha documentación; de los experimentos sobre malaria se han conservado los informes, que muestran que, si de entre los presos normales se seleccionaba a uno de cada 200 para la realización de estos experimentos, de los presos con el triángulo rosa se seleccionaba a uno de cada 30. Y a pesar de todo, Dachau es el campo de concentración que muestra una mayor tasa de supervivencia de entre los presos con el triángulo rosa, un 40%.
La suerte de los homosexuales dentro de los campos de concentración apenas ha tenido tratamiento dentro de la literatura especializada, continuando una tradición de discriminación que no se interrumpió tras la Guerra. En dos monografías sobre los campos de concentración editadas en 1993, ambas de más de 350 páginas, sólo se menciona a los homosexuales en cuatro líneas de una de ellas.
No fue hasta la primavera de 2000 que se realizó la primera exposición sobre los presos homosexuales en Alemania, en este caso, en el campo de concentración de Sachsenhausen.
Tras la Guerra, existen dos testimonios principales que han relatado en primera persona sus experiencias en los campos de concentración.
Fueron Heinz Heger, el primero en editar su historia en 1972, cuando el tema todavía era desconocido para el público, y Pierre Seel, que esperó hasta 1994 para publicar sus memorias. Otros hablaron en el documental Paragraph 175 de sus experiencias. El último en hacerlo ha sido Rudolf Brazda.
Existen informes de casos individuales de lesbianas que fueron secuestradas y llevadas a prostíbulos en los campos de concentración, pero los hechos son tan vagos —y en algunos casos contradictorios— que se ha dudado de su autenticidad.6 19 Naturalmente hubo lesbianas en los campos de concentración, pero condenadas por otros delitos. El nazismo era tan patriarcal que en 1942 el Ministerio de Justicia todavía decía lo siguiente:
"Los actos homosexuales entre mujeres no están tan extendidos como entre los hombres —con la excepción de los círculos de prostitutas— y se ocultan más de la vista del público, debido a las formas de socialización menos públicas de las mujeres. La mayor dificultad que, por lo tanto, conlleva el descubrimiento de esas acciones, implicaría el peligro de denuncias e investigaciones injustas. La razón principal para la criminalización de la lujuria entre hombres se encuentra en la adulteración de la vida pública a causa de las relaciones de dependencia que se crean, razón que no se puede aplicar a las mujeres por su menor relevancia en los cargos públicos. Finalmente, las mujeres que se abandonan a las relaciones antinaturales no están perdidas para siempre para la reproducción en el grado en el que lo están los hombres homosexuales, ya que, como muestra la experiencia, a menudo vuelven más tarde a una relación normal".
No se sabe si las fiestas, conocidas por las descripciones de las actas de la Gestapo que las vigilaba de cerca, continuaron durante los años de la Guerra; el caso es que se pierde el rastro. La situación en Austria, donde la homosexualidad femenina era ilegal, ha sido estudiada por Claudia Schoppmann, que ha revisado las actas de los juicios. Su conclusión es que el número de juicios y los castigos impartidos fueron poco importantes, ya que en la mayoría de los casos no se llegó ni siquiera a imponer la pena mínima prevista por la ley y a menudo se concedía la libertad condicional.
Los diferentes estados federados trataron el asunto de formas distintas: por ejemplo, Turingia y Sajonia-Anhalt rechazaron la reforma de 1935. En general, la homosexualidad continuó siendo un delito. Los homosexuales que habían sido detenidos, encarcelados o enviados a campos de concentración fueron tratados como criminales y no como víctimas.
Los que se encontraban en la cárcel tuvieron que terminar sus condenas. Incluso algunos de los liberados de campos de concentración fueron detenidos de nuevo y tuvieron que terminar sus condenas en la cárcel, independientemente del tiempo que hubiesen pasado en «detención preventiva» en campos de concentración.
En 1948 la asociación de perseguidos por el régimen nazi Vereinigung der Verfolgten des Naziregimes de la zona de ocupación soviética se negó a reconocer a los homosexuales como víctimas del nazismo y un año más tarde rechazó la solicitud de ingreso de un homosexual que había pasado por los campos de concentración. Hechos como este se repetirían más tarde tanto en la Alemania occidental como en la oriental.
Los homosexuales fueron ignorados en prácticamente todos los monumentos, estudios y museos, y ni fueron mencionados en los juicios de Núremberg. Ninguno de los prisioneros del triángulo rosa recibió una compensación del estado alemán; el tiempo pasado en la cárcel y en los campos de concentración ni siquiera fue contabilizado para su jubilación.
- http://www.ushmm.org
- http://www.islaternura.com
- http://leopoldest.blogspot.com/2010/10/ ... -1935.html
- http://forum.axishistory.com
- http://es.wikipedia.org
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- http://www.gedenkort.de/eng-start.htm
- http://www.pink-triangle.org/
- http://www.bo-alternativ.de/2009/10/05/ ... zialismus/
- http://philippepoisson-hotmail.com.over ... 64610.html
- http://www.queertheory.com/histories/ev ... ocaust.htm