El Proceso Eichmann (2ª Parte)
3. LOS MÉTODOS DEL ACUSADO LLEGARON A SER MODELOS
El fiscal general expone largamente la historia del antisemitismo alemán y del racismo hitleriano, deteniéndose en un segundo capítulo para ilustrar los instrumentos que se habían preparado: las SS, la Gestapo, el Sicherheitsdienst (Sicherheitsdienst des Reichsführers-SS "SD"), su modo de funcionamiento, los resultados que obtenían, principalmente desde el punto de vista de anular la capacidad de resistencia de las víctimas y la misma dignidad humana.
La acusación en el juicio de Eichmann, Hausner, Bar-On, Bach y Robinson
El tercer capítulo del informe afronta el clima del antisemitismo alemán, en un país que ha preparado todos los medios adecuados para una lucha a fondo contra el pueblo judío; aparece en escena el joven Eichmann, ciudadano alemán que había ido a establecerse en Austria, y que entró pronto en la organización de las SS. Su carrera es rápida y bastante fácil, porque tuvo la intuición de que, en el sector de lo denominados asuntos judíos, son amplios los caminos del futuro para los hombres emprendedores, sin escrúpulos, decididos. Eichmann se hace muy competente en materia de problemas raciales, llega incluso a estudiar un poco de hebreo, no tanto para adentrarse mejor en las cuestiones a las que dedica su actividad, como para alardear en presencia de sus superiores de una especie de preparación pseudocientífica que lo haga mas apreciado desde el principio y ser, posteriormente, considerado insustituible.
Benjamin Halevy, juez del proceso
Su resorte es, efectivamente, la ambición, y su deseo de carrera lo arrolla. Se aplica al trabajo prodigando su innegable talento de organizador, y el primer campo donde le es dado demostrarlo, Viena, es también donde consigue el primer triunfo. La consigna del Reich era entonces expulsar de los territorios alemanes el mayor número posible de judíos: Eichmann fue el mas hábil, alternando la violencia con la persuasión y logrando siempre, de cualquier modo, desojar a los judíos de sus bienes, que sus métodos llegaron a ser clásicos en las oficinas alemanas que se ocupaban de la cuestión judía. Experimentado en Viena, fueron aplicados "con éxito" también en Praga y Berlín; "Al mismo tiempo (exclama Hauser) Eichmann ascendía a la jerarquía de las SS, llegando a asumir muy pronto las máximas responsabilidades en la ejecución del exterminio racial". No pasó de Teniente Coronel (Obersturmbannführer), pero en la práctica no tenía otro superior que Himmler y podía tratar de igual a igual con los ministros, con los generales, con los gobernantes de los países ocupados.
Zvi Pachter dando testimonio en el juicio de Eichmann
Su defensa se fundamentaba ahora en la afirmación de que el se limitaba a ejecutar órdenes precisas y que, por lo tanto, no puede acusarle. pero, aparte de que semejante principio había sido rechazado ya por la condición humana en el caso de encontrarse frente a órdenes contrarias a la moral, el fiscal general se declaró capaz de probar que Eichmann fue también mas allá de las ordenes recibidas: "Imagino y realizo empresas de exterminio que no le habían sido encomendadas, solamente por el celo en el cometido que él sentía como vocación personal". Hauser cita los testimonios de los colaboradores directos de Eichmann, Dieter Wisliceny, su lugarteniente, que fue ahorcado, y de Rudolf Hoess, que fue comandante del campo de Auschwitz. Todos concuerdan en que Eichmann se dedicó en cuerpo y alma a la misión que se le había elegido.
Audiencia en la sala del tribunal en el juicio de Eichmann
Efectivamente, pedía la autorización de Himmler, pero antes incluso de recibirla daba ejecuciones a las propuestas. Las mismas órdenes de Hitler, según Wisliceny, habrían sido fácil de eludir: "Eichmann no participó inconscientemente en la matanza, sino con pleno conocimiento de causa, con perfecta lucidez, convencido del buen fundamento de sus acciones. Por esto obraba con toda el alma, prodigando todas sus posibilidades, y si imaginamos, por hipótesis, que la cruz gamada se izara de nuevo en el palo, saludaría con los frenéticos Sieg Heil de la muchedumbre alemán: si oyésemos de nuevo las proliferaciones histéricas del Führer , si de nuevo se extendieran alambradas electrificadas en torno a los campos de exterminio, veríamos todavía a Eichmann exclamar "¡Atención!" y reanudar después su triste oficio de verdugo".
Audiencia en la sala del tribunal en el juicio de Eichmann
Al principio, los alemanes parecieron contentarse con la expulsión en masa de los judíos, tras su expoliación de todo bien material, y después los territorios ocupados Eichmann prestó su colaboración. En un segundo momento, se proyectó un plan territorial que preveía el establecimiento de judíos en Madagascar; Eichmann redactó los planes detallados de la operación, que, de cualquier modo, fue abandonado muy pronto, y, finalmente, se dedicó a la realización del tercer proyecto: El conocido por el nombre "Solución Final al Problema Judío", que no consistía en otra cosa que de la eliminación física de todos los judíos. Se encontraron aveces obstáculos imprevistos: "Veremos su cólera (dijo Hauser en cierto momento) contra el Gobierno Italiano, que varias ocasiones hizo fracasar sus planes. Veremos su furor impotente contra Dinamarca, que logró pasar a sus judíos a Suecia. Veremos cómo consiguió engañar al Papa, que había pedido que los judíos romanos detenidos bajo la ventana del Vaticano fuesen retenidos en campos de trabajo en Italia. Prometió y no mantuvo la promesa. Los judíos de Roma fueron deportados a Auschwitz".
Eichmann durante el proceso
De muchas de estas atrocidades, Hauser aplaza la descripción detallada, remitiéndose a lo que dirán los testigos. Solo hace alusión a la congoja de los niños que "aprendieron incluso a contener sus lágrimas y a ocultar su miedo, porque el niño que lloraba o suspiraba era fusilado en el acto. Ellos constituyen el alma y la base de este pliego de cargos: estas Anne Frank y estas Justine Drenger, y millones de otras criaturas, tesoros de frescura juvenil, de esperanza y de vida. Eran el porvenir del pueblo judío, y quien los aniquiló quería destruir un pueblo".
4. UNA PROPUESTA DE ASCENSO
El Jefe de la Policía y del SD
I A 5 a Az. 2 188.
Berlin SW 11....19.
Prinz-Albrechtstrasse 8.
Llegado el : 14 de octubre de 1941 a la Oficina Central del Personal de SS.
Berlin.
Asunto:
SS Sturmabannführer
Adolf Eichmann
Nº SS 45.326.
Con ruego de conceder al SS Sturmbannführer Adolf Eichmann el ascenso al grado de SS Obersturmbannführer. Propongo al susodicho ascenso en virtud de las prestaciones particularmente notables de Eichmann, el cual a hecho méritos especiales por lo que respeto a la desjudaización de Austria. El trabajo de Eichmann ha permitido poner en lugar seguro inmensas fortunas a beneficio del Tercer Reich. También el Protectorado, el trabajo de Eichmann, realizado con ejemplar espíritu de iniciativa y con la necesidad dureza, ha sido excelente.
Es preciso añadir que Eichmann es notable, además, como comandante de las SS y durante años ha tenido parte activa en el movimiento nacionalsocialista austriaco, motivo por el cual fue despedido del empleo que entonces desarrollaba. Actualmente, Eichmann se ocupa de todas las cuestiones relativa a la evaluación y al traslado de población: vista la importancia de su cometido en este campo, considero útil su ascenso de grado de Eichmann, también por razones de servicio.
Me permito aun hacer constar que el actual director de la oficina central para la inmigración judía en Praga, el SS Hauptsturmführer Hans Günter ha sido propuesto para el ascenso a SS Sturmabannführer por decreto del primero de julio de 1941 y que Eichmann ocupa su puesto jerárquicamente superior al suyo.
Fdo: P. Streckenbach.
SS Brigadeführer.
5. SU AUTOBIOGRAFÍA
Autobriografia de puño y letra de Eichmann, redactada por el en 1937 a peticion de su superiores.
Adolf Eichmann.
SS Hauptscharführer.
Berlin.
19 de Julio de 1937.
Nací en Solingen (Renania), el 19 de marzo de 1906. Frecuente las escuelas elementales y, durante cuatro años, las medias, en Linz, Austria, donde mi padre estaba empleado en la sociedad local de electricidad y transporte ferroviario. Posteriormente, durante dos años, frecuenté la escuela técnica-profesional, siguiendo el curso de electrónica. De 1925 a 1927 fuí empleado en la sección de suministros de la Oesterreichische Elektrobau A.G. Abandoné el puesto por propia iniciativa, por haberme ofrecido la Vacuum Oil Company de Viena que asumiera la representación de la firma para Austria.
Hasta junio de 1933 trabajé para esta firma en Austria Superior, en Salzburgo y en el Tirol septentrional. En junio de 1933 fui despedido por pertenecer al partido nacionalsocialista. El cónsul alemán en Linz me confirmó este hecho por carta, cuya copia se acompaña al expediente I, en la Oficina Central SD.
Después de ser durante cinco años miembro de la Frontkämpfrevererinigung (Asociación de Combatientes del Frente, conocida organización anti-marxista) austro-alemana, el primero de abril de 1932 entré a formar parte del Partido Nacionalsocialista de Austria, con el número de carnet 899.895. Al mismo tiempo, entré a formar parte de las SS con carnet número 45.326.
Fui acogido oficialmente en la organización con motivo de la inspección por el Reichsführer de las SS a las Schutxsaffeln (SS) en Austria superior en 1932. El primero de agosto de 1933, por orden del Gauleiter, camarada Bollack, y del Partido Nacionalsocialista de Austria superior, me dirigí al campo de instrucción de Lechfeld para completar mi educación militar. El 29 de enero de 1934, habiéndose disuelto el comando de Passau, entré a formar parte del grupo de las SS austríacas del Campo de Dachau. El primero de octubre de 1934 fui agregado a la oficina central del SD, en el cual continuó prestando servicio.
Adolf Eichmann
SS Hauptscharführer.
6. MÁS CRUEL QUE EL PROPIO HIMMLER
Hubo un momento en el que el mismo Himmler, en víspera del derrumbamiento alemán, en la primavera de 1945, se propuso adoptar tardíamente métodos mas humanos entre los judíos, y fue Eichmann quien se opuso, declarando a la Cruz Roja alemana que desaprobaba la debilidad de su jefe. En Polonia, el país que sufrió mas persecuciones y aflicciones (tres millones de judíos polacos fueron exterminados, de un total de cerca de seis millones), Eichmann dirigió los planes generales de traslado a los campos de exterminio, concibió la construcción del "ghetto" de Varsovia sin vacilar, no obstante, en ocuparse de acciones menores, tales como el ahorcamiento de pequeños grupos de tres, cuatro, siete judíos, en esta o aquella localidad. En la Unión Soviética (un millón cincuenta mil judíos exterminados) se dedicó particularmente al trabajo masivo de los Ghettos de Riga y de Minsk, pero tampoco olvido algún caso individual.
Gideon Hausner
Había en Riga una judía de nombre Cozzi, casada con un italiano católico y que por eso había logrado interesar a las autoridades italianas. Eichmann respondió que el gobierno italiano debía de desentenderse del asunto. Por este insistió aún, y el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán transmitió la petición a Eichmann, sugiriendo que la mujer podía ser trasladada, al menos, a Bergen Belsen, una especie de campo de espera. Incluso el Partido fascista se dirigió oficialmente al partido Nacionalsocialista, pero Eichmann permaneció inmutable en su decisión. Su ultima respuesta al Ministerio de Asuntos Exteriores era concisa y perentoria: "He ordenado que la judía Cozzi permanezca hasta nueva orden en el campo de concentración de Riga".
Audiencia en la sala del tribunal en el juicio de Eichmann
El relato del fiscal general (porque su pliego de cargos no es otra cosa que una larga y despiadada narración de hechos acaecidos) mantiene subyugados al tribunal, al público y a los periodistas bajo un ambiente de terror y obsesión. La atmósfera parece de plomo e incluso los abogados defensores (Servatius y su ayudante Dieter Wertenbroch) se muestran inmóviles, como estatuas de piedra. Solamente Eichmann tiene alguna reacción de vez en cuando: con gesto nervioso se ajusta al cable de los auriculares que le llevan la traducción del informe, pero este es el único signo evidente de vida. Levanta los ojos solamente al final de la sección, cuando Hausner se pone a recitar los versos del poeta de la clandestinidad y de la matanza, Semarka Karcelinski, que habla del dolor de la madre que dice al niño: "
También el mar tiene confines, una costa que lo limita / es el martirio que nosotros sufrimos el que no tiene límites, no tiene límites... / Lloremos, niño mío, de dolor / porque el enemigo no podrá nunca comprender nuestras lágrimas".
Servatius y su ayudante Dieter Wechtenbruch
Pero la expresión del rostro de Eichmann parece confirmar la intuición de esa madre: no da ninguna señal de comprender la aflicción de sus víctimas. Desde esta sección y durante un mes sin interrupción, la acusaciones contra Eichmann se sucedieron de forma de testimonio, documentos leídos en la sala y sus mismas declaraciones, registradas en cintas magnetofónicas, de su primer interrogatorio, después de su captura, el 9 de junio de 1960, por el comisario de policía israelí Avner Less.
•
Less (citado como testigo): "El 6 de junio de 1960, en una oficina del campo de Lyar, compareció ante mí Eichmann. Le pregunte si quería deponer, advirtiéndole que sus declaraciones podrían ser utilizadas en su contra. Me respondió que quería hacerlo".
•
Presidente: "¿Que le dijo?".
•
Fiscal General (interrumpiendo): "Con su permiso señoría...". Y puso en funcionamiento la cinta magnetofónica. Se oye la voz de Eichmann, monótona y apagada: "Señor comisario, para que yo pueda contarle las cosas como han sucedido, le ruego que me refresque la memoria, porque me falta la inspiración y no se por donde empezar. ¿Quiere que comience en Francia? pero ¿Empezó la cosa en Francia? ¿O fue en Holanda, comenzó en Holanda? ¿Quien dio el primer paso, qué ha sucedido? ¿Que paso en Salónica? ¿Que hubo en Bratislava? ¿Cuando llegó Wisliceny? ¿Como fue en Rumanía? ¿Cuando fue el primer transporte? ¿Y la primera deportación? ¿Y por dónde?".[/list]
Este fue el preámbulo del acusado en presencia de la policía. Las cintas no son reproducidas en su totalidad por razones de tiempo: El fiscal general selecciona algunos pasajes; la defensa, a su vez, podrá pedir que se oigan otros de sus elecciones. Entre tanto, se sabe cómo empezó "la cosa" es la fabulosa solución final al problema judío que un día le ordenó Heydrich llevar a cabo: "
Cuando Heydrich me convocó, yo me presente y el me dijo: El Führer ha ordenado la destrucción física de los Judíos. esto me dijo. Después, como para ver el efecto de sus palabras contrariamente a lo habitual, hizo una larga pausa que recuerdo todavía. De momento, no comprendí, pero después si, y no respondí nada, porque sobre eso, sobre un solución radical, yo nunca había pensado nada. No tenía voz. Así pues, todo había acabado; todo mi trabajo hasta entonces, con la emigración de los judíos, todos mis esfuerzo y mi afán, todo el interés que puse que puse en ello, todo había acabado, como si me quitasen el aire para respirar. Entonces me dijo: Eichmann, ve a reunirte con Globocnik en Lublín: El ya tiene las órdenes del Führer, y ve hasta qué punto es trabajo tuyo. Creo que utiliza las trincheras antitanque de los rusos para el exterminio de los judíos. Todavía recuerdo esto y nunca lo olvidaré, por mucho que viva...".
7. "ES TERRIBLE, ES EL INFIERNO"
Eichmann relata confusamente la carrera de Globocnik, habla confusamente de las ideas de Himmler sobre los judíos ("Auch bei Himmler, también para Himmler, la cuestión judía era un revulsivo, y todos hacían lo mismo que en la época de los pequeños estados alemanes, y ahora todos los Gauleiter eran antisemitas...") y pasa a contar su llegada a Lublín.
•
Eichmann: "No recuerdo el nombre exacto de la localidad, si era Treblinka u otro. Era algo parecido a un bosque, y por el pasaba una carretera, una carretera polaca. A la derecha de la carretera, en una casa cualquiera, había un comisario de policía, un hombre cualquiera, ni siquiera con uniforme, que dirigía el tráfico, pero él también trabajaba. Hacían casitas de madera, no recuerdo exactamente cuantas. Pregunte para qué iban a servir, y el comisario me explico que habían cerrado todas las rendijas herméticamente. Era un hombre vulgar, probablemente un borrachín, que tenía voz ronca, con el acento del sudoeste de Alemania. Me contó que tenía que cerrarlas herméticamente, porque después se ponía en funcionamiento el motor de un submarino ruso, los gases entrarían en la cabaña y los judíos morirían envenenados. Todavía hoy, si veo una herida no me agrada mirar. Soy de esas personas a las que se dice que no podrían ser médicos".
El comisario Less preguntó a Eichmann si podía establecer la fecha de su visita a Lublín:
"Debía de ser a finales del verano, hacia el otoño, porque aquellas casas estaban en una región boscosa de grandes árboles, y las hojas de los árboles amarilleaban". En otra ocasión, Eichmann fue a inspeccionar el "trabajo" que se hacía en el ghetto de Litzmannstadt, por orden de su superior directo Heinrich Müller, jefe de la Gestapo y llamado por eso "Gestapo-Müller":
"No me digas las cosas brutales, como había hecho Heydrich. Solo me dijo que había una una Judenaktion, una operación judía. Müller no hablaba nunca de manera directa. Un hombre como el no lo haría nunca: Eichmann debe ir allá a hacerme un informe. Fui allá, y encontré una habitación grande, más o menos como cinco veces esta, donde había unos judíos que tenían que desnudarse, y después llegaba un camión con las puertas abiertas, al que los judíos subían desnudos, y el camión se iba. No se cuantos subieron a él, porque no podía ni siquiera mirar. Me bastaban los gritos para estar demasiado desconcertado. Después seguí un camión hasta una fosa larga como una trinchera y allí vi lo mas tremendo de mi vida. El camión era abierto y de él sacaban los cadáveres, que parecían todavía vivos, porque los miembros permanecían flexibles. Los arrojaban en la trinchera, y todavía veo como un civil les sacaban los dientes de oro con las tenazas. Pero yo no quise mirar y después regrese sin decir una sola palabra. Presenté mi informe a Müller, diciéndole: Le digo que es terrible, es el infierno".
•
Comisario: "¿Qué le respondió Müller?"
•
Eichmann: "Muller hablaba poquísimo, nunca sobre estas cosas. En general, solo decía "si" o "no", lo que era indispensable, y cuando no decía ni "si" ni "no", decía, en general, por costumbre: Camarada Eichmann, y basta. pero aquella vez me pregunto cuánto duraba "aquello" y yo no supe decírselo, porque para mi era demasiado el haber visto esas cosa por segunda vez. La primera vez fue la de las rendijas tapadas para el gas del submarino ruso". Otra Judenaktion obligó a Eichmann a ir a Minsk: "Llegue demasiado tarde, cuando el asunto estaba casi ultimado, lo que me produjo mucho placer. Miré poco, sin dedicar un solo pensamiento la "cosa". Vi, después de todo, y basta".
•
Comisario: ¿Qué vio usted?.
•
Eichmann: "Vi cómo disparaban sobre la gente para hacerles caer a una fosa, y todavía veo a una mujer que tenía los brazos a la espalda; después noté que me temblaban las rodillas y me marché"
•
Comisario: "¿Estaba la fosa llena de cadáveres?"
•
Eichmann: "Si, estaba llena, la fosa estaba llena. Fui en coche a Lvov y, finalmente, vi una escena simpática después de todos aquellos horrores. Era la estación, que había sido construida con ocasión del LX aniversario del reinado de Francisco José. Yo, personalmente, tenía mucha simpatía por la época del Francisco José, quizás porque oí hablar muchísimo de ella en casa de mis padres; mis padres y los de mi madrastra pertenecían aún a aquella época: Eran todas personas de buena sociedad...; así pues, veo aquella estación pintada de amarillo y aun recuerdo que la fecha de aquel aniversario estaba esculpida sobre la fachada. Me produjo placer, porque desde la partida de Minsk, me habían acompañado pensamientos horribles". Aquella vez, el relato de Eichmann a sus superiores fue mas explícito, con mayores detalles: "Quería que supieses todo, a ser posible".
•
Comisario: "¿Que les dijo usted?".
•
Eichmann: "Yo dije: Pero considere que es terrible lo que sucede allí. Añadí también, como reflexión: ¡Así es como se enseña a nuestros jóvenes a convertirse en sádicos!. Esto es exactamente lo que les dije a todos. Pero ¿como es posible disparar contra las mujeres, disparar sobre los niños?. Exactamente esto dije a mis superiores: nuestros soldados se volverían locos o sádicos, y son nuestros soldados, nuestros jóvenes, nuestra gente...".
•
Comisario: "Y sus superiores, ¿que respondieron?"
•
Eichmann: "Ellos me decían: "Sí, sí". Y decían que también allí sucedía lo mismo: disparamos, fusilamos, ¿quiere ver lo que hacemos?. Yo no; yo no quiero ver nada, le respondí. Pero ahora recuerdo otra cosa espantosa. Había una fosa ya recubierta con una especie de "géiser" de sangre que salía fuera. No había visto nunca cosa semejante y con eso tenía suficiente". Sin embargo, ni siquiera Müller, que era su superior, podía hacer nada al respecto, manifiesta Eichmann al comisario: "A Müller le dije: "Tenga en cuenta que ésta no es la solución del problema judío. No es una solución, porque, de este modo, enseñamos a nuestra gente a hacer sádicos". me miró con una mirada que conocía de el y fue como si me dijera: "Eichmann, usted tiene razón; no es una solución".
Pero tampoco Müller podía hacer nada para evitarlo. Había una orden, dada por el jefe de la policía, que, a su vez, la había recibido de Himmler, y Himmler le había recibido, efectivamente, de Hitler, porque si Hitler no lo hubiese ordenado, Himmler no habría podido obrar por su propia cuenta. Yo solamente se que Heydrich me había dicho que el Führer había ordenado la destrucción física de los judíos. Me lo dijo así, como yo se lo digo ahora a usted, con la misma claridad.
"Entonces dije a Müller: "Coronel, no me mande mas alla. mande algun otro, mas fuerte, que no se deje impresionar. Yo no puedo, yo ya no puedo dormir por las noches, tengo pesadillas, no puedo, Coronel".
De hecho, Eichmann tuvo que ir de nuevo a Auschwitz también para inspeccionar, y en su interrogatorio se lamenta de que los dirigentes del campo se divertían contando historias atroces, para recreándose viendo como se asustaban y templaban los recién llegados, a los que les fallaban las rodillas.
•
Eichmann: "Me contó Hoess, el comandante del campo, que también Himmler, tras haber visto y mirado todo, había notado que le temblaban las rodillas. Y me lo decía como una crítica, porque Hoess era un hombre muy brutal, pero me dijo también que estas eran también batallas que las generaciones futuras no tendrán ya que librar. En Auschwitz vi también una fosa de 150 ó 180 metros, sobre la cual había enormes parrillas para quemar los cadáveres, y unos cuerpos ardiendo. Entonces, me sentí mal, muy mal, y le dije a Muller: "Pero Alemania es bastante grande y en todas parte falta mano de obra. Dejemos, pues, en Hungría a los viejos y a los niños". es cierto que la policía húngara actuaba, a veces, de manera espantosa y barría también viejos y niños, y esto ocasionó incidentes muy graves con las oficinas centrales, que me reprochaban el haber mandado incluso personas de setenta u ochenta años. Finalmente la "cosa" fue puesta en mis manos y yo me quejé ante el secretario de estado, Endre, húngaro, por lo que habían hecho". El recuerdo de Treblinka está entre lo que mas atormenta a Eichmann, como su preocupación mas viva parece ser la de disculpar a Müller: "Señor comisario, le parece extraño por mi parte, pero, le aseguro que, si hubiera sido por Müller, si hubiese dependido de él, todo esto no habría sucedido. Lo que vi en Treblinka, es una especie de gran hangar donde los judíos eran matados con el gas, con el ..., ¿como se llama', con el ácido cianhídrico. No pude ver como sucedió.