LA TOMA DEL PUENTE DE REMAGEN
Operación Eclipse
En esos días ocurrió un hecho, que en otro momento habría sido un éxito con consecuencias seguras. Durante los combates, los alemanes capturaron a un oficial estadounidense que portaba documentos ultra secretos con información sobre la Operación Eclipse. "Meses después, el general Reinhard Gehlen, jefe de la sección del Estado Mayor de "Ejércitos Extranjeros Este”, mostraría este plan al general Gotthard Heinrici. El contenido de los documentos, describía nada menos que las órdenes militares para hacer cumplir los acuerdos aliados de Yalta, que incluían entre otras cosas la capitulación sin condiciones y la división del territorio alemán y de la capital de Reich en tres sectores, ruso, británico y estadounidense. El comentario del general Heinrici a Gehlen fue "eso es la sentencia de muerte del Reich".
Orden de batalla alemán
Para el Mando Supremo de la Wehrmacht, significaba también, que pronto debían encarar una nueva ofensiva soviética desde el Oder y esa vez sobre Berlín sumándose al ataque de los Aliados en el oeste. Pero antes, los británicos, canadienses, estadounidenses y franceses tenían ante sí un duro y largo camino, con un gran escollo. Por el centro defendiendo el centro de la frontera occidental se encontraba el Grupo de Ejércitos B, al mando del mariscal Model. Por el norte se encontraba el Grupo de Ejércitos H, cubriendo la frontera con Holanda hasta el Mar del Norte, al mando del general Johannes Blaskowitz y en el sur, desde el ala izquierda de Model hasta la frontera con Suiza, el Grupo de Ejércitos G, al mando del SS-Obergruppenführer und General der Waffen-SS Paul Hausser.
Por el norte el Grupo de Ejércitos XXI, al mando del Mariscal Montgomery, conformado por el 1º Ejército Canadiense, del general Credar, el 2º Ejército Británico del general Dempsey y el 9º Ejército de EE.UU. del general Simpson, se enfrentaba al Grupo de Ejércitos H. En el centro el XII Grupo de Ejércitos de EEUU al mando del general Omar Bradley, conformado por el 3º Ejército de Patton y el 1º Ejército de Hodges, enfrentaba al Grupo de Ejércitos B. Por el Sur el 6ºGrupo de Ejércitos de EEUU al mando del general Devers, conformado por el 1º Ejército Francés del general Lattre de Tassigny, formado sólo seis meses antes; el 7º Ejército del general Patch, que subía desde el Mediterráneo a lo largo de la frontera con Suiza y que desde Manheim bajaría luego a Italia para encontrarse con el 5º Ejército de EE.UU., se enfrentaba al Grupo de Ejércitos G.
Ofensiva del General Bradley
Las fuerzas de Model luchaban aún desesperadamente en el Eifel y trataban de frenar el avance de los estadounidenses, que a finales de enero de 1945 ya habían logrado cruzar el Our, llegar hasta la "Muralla Occidental" y se encontraban no lejos del pantano del Ruhr. La tan aireada "Muralla Occidental", tan voceada por la propaganda alemana, había quedado rota en las tres batallas en torno a Aquisgrán, donde quedó demostrado que no era todo lo inexpugnable que se creía.
Estando así las cosas, comenzó el avance del general George S. Patton al mando del 3º Ejército de EE.UU. al sur de Eifel.
En Prüm los defensores alemanes tuvieron que replegarse, no de la manera ordenada tan habitual en ellos, sino en un verdadero sálvese quien pueda ante el ataque estadounidenses. El Mariscal Model hizo dinamitar la presa del Ruhr, operación que le permitió ganar dos semanas retrasando al enemigo. Posteriormente los estadounidenses pusieron en juego todos los efectivos de que disponían. Su artillería batió a fondo las líneas alemanas en torno al Ruhr, lugar donde las posiciones defensivas caerían en poder de los estadounidenses tras cinco días de duros combates. Las tropas de Patton ocuparon poco después la "Línea Erft" y a finales de febrero de 1945 las fuerzas estadounidenses se lanzaban al ataque sobre Colonia.
Pronto se encontraron en Neuss y mientras tanto, algunas unidades tomaban el camino de Colonia, otras el de Euskirchen y Bonn. El 6 de marzo se batieron los soldados estadounidenses con pequeñas formaciones alemanas en el desierto de escombros que era Colonia y los carros estadounidenses alcanzaron la plaza de la catedral.
La orden de Hitler era terminante, bajo ningún concepto los alemanes podían abandonar la ribera occidental del Rhin y menos los puentes, en especial el de Remagen. El 7 de marzo, a las 11 horas, el comandante Hans Scheller tomaba el mando de las formaciones que defendían la localidad de Remagen y el puente. Una unidad de transmisiones que le acompañaba se había tenido que detener por falta de combustible. El estratégico puente ferroviario Ludendoríf, sobre el Rhin, había quedado asegurado por efectivos antiaéreos. En Remagen, una débil compañía de zapadores había dispuesto todo lo necesario para la voladura del puente. Hacia el mediodía, cuando lo cruzaban soldados y vehículos alemanes, apareció de repente en la orilla occidental del Rhin una patrulla de reconocimiento estadounidense, de la 9ª División Blindada, mandada por un tal teniente Karl Timmerman, de origen alemán. El padre de Timmerman era estadounidense y se quedó en Alemania después de la Primera Guerra Mundial, donde conoció a la que sería madre de Karl. Después de unos años la familia trasladó a EE.UU.
El capitán Willi Bratge y su compañía fueron capturados, mientras el comandante del puesto y el jefe de la compañía de zapadores junto al comandante Scheller, lograron escapar y pudieron comunicar que los estadounidenses estaban cruzando por el puente de Remagen. Tras la huida, ocho divisiones estadounidenses cruzaron el puente. Este hecho fue la causa del inmediato desmoronamiento de las defensas alemanas en el Oeste. Hitler relevó del mando al Mariscal de Campo Gerd von Rundstedt y otros cuatro generales. El general von Bothmer, comandante de Bonn y Remagen, fue sentenciado a cinco años de prisión y se suicidó, pero eso no calmó la ira de Hitler quien ordenó que el general Rudolf Hubner instalara una Corte Marcial para juzgar a los culpables.
El 11 de marzo, el comandante Scheller compareció ante un Tribunal Militar, acusado de desobedecer la orden de no cruzar el río y abandonar el puente y fue condenado a muerte junto al teniente Karl Heinz Peters. El capturado capitán Willi Bratge fue sentenciado en ausencia. Un día después fueron sentenciados los mayores Herbert Strobel comandante de puesto, y August Kraft jefe de la compañía de zapadores.
Remagen fue más un símbolo que un logro. Los alemanes reaccionaron con desesperación, Hitler envió contra la cabeza de puente lo mejor que le quedaba en su arsenal. En torno al puente se quemaron las últimas bombas V del Reich, los últimos aviones, los últimos grandes cañones... Nada consiguieron, hasta que el día 17, cansado de tantas vibraciones, el puente se hundió solo. Por él pasaron a Alemania las primeras 4 divisiones norteamericanas, aunque no lograsen una profundización importante.
Pero la situación que encontró el nuevo jefe era desesperada. Disponía de 55 divisiones diezmadas, quizás 400.000 combatientes, que debían enfrentarse a 85 divisiones aliadas con sus efectivos al completo (cerca de 1.500.000 hombres). Sus líneas, con una densidad de 100 hombres por kilómetro, escasas de medios blindados y sin aviones, eran un coladero. Y, para mayor angustia, sus informadores aseguraban que Montgomery preparaba un gran ataque.
El cerco del Grupo de Ejércitos B
Los preparativos de Montgomery y su XXI Grupo de Ejércitos eran imposibles de camuflar. Movía más de medio millón de hombres, cerca de 2.000 tanques; un número similar de cañones; 30.000 toneladas de material e ingenieros, 60.000 toneladas de municiones... Para que, al menos, no se supiera muy claramente la dirección de su impulso durante tres días tendió cortinas de humo sobre el Rhin a lo largo de un centenar de kilómetros, mientras que los aviones angloamericanos realizaron 16.000 salidas durante los días 20, 21 y 22 de marzo, machacando las zonas designadas con 49.500 toneladas de bombas...
Por fin, el XXI Grupo de Ejércitos de Montgomery, cruzaba el Rhin el 23 de marzo a la altura de Wesel y penetraba en Westfalia por el norte de la cuenca del Ruhr. El 25 de marzo el Primer Ejército de EEUU reanudó la ofensiva desde la cabeza de puente de Remagen. Por su parte, el general Patton había cruzado el Rhin por Oppenheim y sus soldados marchaban ya a toda velocidad hacia el Este, hacia el corazón del Reich. En el sur luchaba el Primer Ejército francés, al principio sobre los Vosgos y luego cruzando el Rhin y la Selva Negra. La orden de Hitler -resistir en la orilla occidental del Rhin y no cruzarlo bajo ningún concepto- costó a la Wehrmacht 60.000 muertos y heridos y 300.000 prisioneros. En total, más de 25 divisiones. Según cálculos de los Aliados, los alemanes deberían de contar entonces, en el conjunto del frente occidental, tan sólo con 26 divisiones mal equipadas. A pesar de todo, la situación se hizo aún más catastrófica: tres Ejércitos estadounidenses más se desplazaron hacia el Este y cercaron la cuenca del Ruhr, donde operaban los restos del Grupo de Ejércitos B del mariscal Model.
Violación de la Conferencia de Yalta
Las tropas aliadas occidentales prosiguieron su avance hacia el Este, fuera ya de los márgenes fijados en sus mapas operativos que limitaban los sectores que les correspondían a los rusos. A veces los comandantes se orientaban por mapas escolares a falta de material táctico. Montgomery se había marcado como objetivo la capital germana a instancias de Churchill que ya desconfiaba abiertamente de Stalin. Stalin por su parte, apenas seis semanas después de la firma del Acuerdo de Yalta, había violado los acuerdos por primera vez al instigar la caída del Gobierno rumano imponiendo un Gobierno comunista. Luego, en Polonia, las prometidas elecciones libres no ocurrieron y Moscú imponía también un Gobierno comunista. El plan Eclipse, en consecuencia, era letra muerta. Churchill confió a su secretario el 24 de marzo que no les convenía que Alemania se desmembrase antes de confirmar las dudas sobre las verdaderas pretensiones de Stalin. También Roosevelt se sintió muy afectado por la actitud de Stalin y cuando fue informado sobre lo ocurrido en Polonia estalló en furia. Ya no quedaba ninguna duda, a partir de ese momento la alianza con la Unión Soviética era sólo un asunto de meros formalismos.
Exordio
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