La familia se trasladó a España cuando Jaime era aún adolescente.
El joven terminó el Bachillerato en Alicante, e ingresó en la Universidad de Madrid para estudiar Medicina, tal como quería su padre.
Tras trasladarse a la Universidad de Salamanca en 1936 para continuar con sus estudios, que ejecutaba de forma ejemplar, Jaime abandonó los estudios y se alistó en el Ejército Nacional tras el Alzamiento Nacional del 18 de julio.
Rápidamente promovido a Alférez Provisional, terminó la Guerra Civil Española como Teniente.
Decidido a seguir la Carrera Militar, ingresó en la Academia de Transformación de Caballería, de la que salió con brillantes notas y el rango de Teniente Efectivo de Caballería.
Cuando se enteró de la creación de la División Azul de Voluntarios Españoles para luchar en Rusia junto a la Wehrmacht, no dudó en alistarse.
Su Sección estaba equipada con una nutrida cantidad de explosivos y 9 botes neumáticos para 5 hombres.
Antes de ser enviado a Rusia, Jaime fue entrenado en Alemania en el cruce de ríos, asalto a fortines, natación, etc.
De personalidad alegre, activa, optimista y confiada, Galiana, el Teniente con mayor antigüedad en su Compañía, fue enviado al Frente del Río Voljov con su Unidad de Élite.
Cuatro días después, la noche del 16 al 17, los hombres de Galiana realizaron el primer cruce para explorar.
La tarde del 17, Jaime comulgó con el Capellán del Segundo Batallón del Regimiento, el Pater Indalecio, al que le dijo:
“¡Qué limpio está hoy el cielo! ¡Qué buen día para morir!”.
Sus palabras fueron dolorosamente premonitorias.
La noche del 17 al 18 los de Galiana volvieron a pasar el río para destruir una fortificación soviética.
Galiana puso a cubierto y a salvo a todos sus hombres.
Acto seguido, haciendo gala de un desprecio por la muerte y un valor sólo comprensibles en los hombres que “apenas se protegen, se burlan de la muerte” [Adolf Hitler, 26 de abril de 1942, Discurso ante el Reichstag Alemán], Jaime se infiltró hasta la posición rusa en compañía de un Cabo español de su Sección.
Ambos fueron heridos en su avance casi suicida.
Sin embargo, demostrando inconmensurable temeridad y arrojo, los dos divisionarios lograron volar la posición soviética y facilitar la evacuación de la Sección de Asalto a la orilla fascista.
Garmilla ordenó la evacuación de sus hombres tras comprobar que sólo él y el Cabo que le había acompañado estaban heridos.
Ese mismo día, los hombres del Segundo Batallón del 269º Regimiento comenzaron a cruzar masivamente en Río Voljov, buscando la ruptura de Frente de Defensa Soviético de la otra orilla.
Durante todo el día 18 y 19 los españoles atravesaron el río con los botes neumáticos de la Sección de Galiana y las embarcaciones que iban encontrando por la ribera.
Entre el 19 y el 20 llegaron los Pioneros Alemanes, en forma de Compañía de Pontoneros, lo que incrementó la cantidad de hombres que atravesaban el curso de agua y aceleró la ampliación de la Cabeza de Puente al otro lado del río.
Desde el día 19 los rusos atacaban la pequeña posición fascista en su lado del río.
Sin embargo, no fueron capaces de doblegar a las inigualables unidades españolas.
Pronto se hizo evidente la necesidad de ampliar la Cabeza de Puente Española.
Se decidió ocupar Russa y Sitno, dos pequeños pueblecitos esteparios rusos situadas al sur de la posición española.
Mas no se consiguió explotar el factor sorpresa en el ataque: los rusos sabían que el 269º Regimiento iba a atacar allí, de modo que las posiciones en las aldeas de Russa y Sitno estaban muy reforzadas y fortificadas, con un anillo defensivo establecido frente a ellas.
El Comandante Miguel Román Garrido, Jefe del 2º Batallón del 269º Regimiento recibió, el día 22, varias baterías de dos Grupos de Artillería de la zona, uno alemán y otro español, y de la Compañía de Cañones de Acompañamiento del 269º Regimiento.
Así le sería más fácil forzar el paso por las fortificaciones rusas.
El fuego artillero se disparaba desde la orilla nazi.
A pesar del duro machacar artillero, los soviéticos continuaron fuertemente aferrados a sus posiciones, estando éstas disimuladas entre los árboles y el campo circundantes.
Román accedió, ese mismo día 22, a los deseos de Galiana de que dejara a su Sección actuar. Jaime dirigió el ataque.
El fuego concentrado ruso diezmó a la Sección de Asalto cuando comenzó la carga.
A causa de este ímpetu defensivo, el avance español quedó bloqueado y la Sección quedó paralizada.
Para salvar la situación, el valiente Teniente Galiana, acompañado esta vez también de un Cabo, se alzó y se lanzó sobre uno de los camuflados nidos de ametralladoras ruso.
Animada por el valor de su Jefe, la Sección volvió a avanzar a pecho descubierto.
El primer nido soviético fue exterminado.
Los enemigos, desmoralizados e incrédulos ante lo suicida y arrojado del ataque de Galiana huyeron desmoralizados hacia otras posiciones aliadas.
El brillante Teniente Don Jaime Galiana Garmilla, de 25 años, cayó bajo el fuego ruso en primera línea de combate, luchando a pecho descubierto contra el enemigo para salvar al mayor número posible de sus hombres y revitalizar el ataque.
La muerte del valiente Galiana permitió que el 2º Batallón abriese una brecha en las Líneas Soviéticas, llegando y ocupando Russa y Sitno.
Las cuatro de la tarde llegaron con las aldeas en poder de los fascistas.
“La bravura de un hombre había desbloqueado la situación de todo un Batallón y permitía que prosiguiera la ampliación de la Cabeza de Puente en Voljov”
[JURADO, Carlos Caballero, ¡Un buen día para morir! El Teniente Jaime Galiana primer Laureado de la División Azul. Revista ARES Enyalius. Año 1 Número 0. ISSN: 1888-3206. Valladolid 2008. Editorial GALLAND BOOKS. p. 13.]
Galiana fue el primer hombre de la División Azul propuesto para la Cruz Laureada de San Fernando, la más alta Distinción Militar Española.
El 5 de noviembre de 1941, 14 días después de la muerte de Jaime, se ofició un funeral en su honor en la Iglesia de las Comendadoras de Santiago (Madrid, España) oficiado por el Arma de Caballería.
A él asistieron 6 Generales y numerosos Oficiales del Arma
En su Patria, la acción de Galiana causó un gran impacto por la valentía demostrada por el joven Teniente.
A Título Póstumo, los nazis condecoraron a Jaime con la Cruz de Hierro de Segunda Clase a mediados de noviembre de 1941.
Pero por desgracia, su Expediente para la Concesión de la Cruz Laureada de San Fernando comenzó a retrasarse.
Siendo extremadamente prolija la tramitación para autorizar la concesión de esta medalla, en el caso de Jaime Galiana el retraso fue vergonzoso: la lucha en el Frente del Río Voljov dio, en total, cuatro Cruces Laureadas de San Fernando.
Dos de entregaron en 1944 (tres años después), otra en 1945 (cuatro años después) e, inexplicablemente, la última, que en realidad era la primera, la de Galiana, se entregó… ¡32 años después!, en 1973, publicándose su concesión en el Decreto Oficial del Ejército Español Número 277, a 8 de diciembre de 1973.
Asimismo, la ciudad de Alicante dedicó a Galiana una pequeña calle en un barrio periférico de nueva construcción.
Sin embargo, en la placa del nombre de la calle, Jaime no aparece ni como Laureado ni como Voluntario de la División Azul.
Como bien dice Carlos Caballero Jurado: “España, demasiado a menudo, parece una madrastra para con sus mejores hijos”.
[JURADO, Carlos Caballero, ¡Un buen día para morir! El Teniente Jaime Galiana primer Laureado de la División Azul. Revista ARES Enyalius. Año 1 Número 0. ISSN: 1888-3206. Valladolid 2008. Editorial GALLAND BOOKS. p. 13.]
Fuentes:
Wikipedia, La Enciclopedia Libre.
JURADO, Carlos Caballero, ¡Un buen día para morir! El Teniente Jaime Galiana primer Laureado de la División Azul. Revista ARES Enyalius. Año 1 Número 0. ISSN: 1888-3206. Valladolid 2008. Editorial GALLAND BOOKS. pp. 11-14.
Curistoria.
Vecinos de Valladolid.
Libre Opinión.