Mensaje
por JVB » 13 10 2014 19:37
Estimado camarada.
Con respecto a tus comentarios, se me ocurren algunas cuestiones.
Con respecto a von Galen, actuara o no como emisario velado de Pio XII, creo que desde el momento en que el Vaticano no hizo una declaración pública y oficial, actuó a título individual, aunque el individuo de origen fuera el mismo papa. Es más, creo que si la iglesia como institución, a través de sus órganos de gobierno, hubiera decidido actuar discretamente en favor de las víctimas del nazismo, habría quedado algún documento que sacar a la luz. Que yo sepa no lo hay, luego la institución debería quedar "libre de culpa".
Con respecto a la capacidad diplomática del Vaticano y su comparación con la primera guerra mundial, creo que hay un detalle que no debe olvidarse: los contendientes en la primera guerra mundial eran países mucho más respetuosos, a priori, con la religión, de lo que lo serían los de la segunda. Pensando, más en concreto, en la Unión Soviética o en la Alemania nazi, me pregunto que capacidad diplomática podía tener una organización religiosa cuando uno de los objetivos de estas dictaduras era sustituir la religión por la figura del líder.
En este sentido, tal vez sea explicable que tras la guerra el vaticano recuperara cierta capacidad diplomática, a fin de cuentas los países vencedores, aunque fundamentalmente no religiosos en su forma de gobernarse, si eran más tolerantes y civilizados.
Creo que la actitud de las iglesias polaca o francesa pueden ir en esta línea. Se enfrentaron, sobre todo en Polonia, a un enemigo que no conocía ni límites ni respeto por la religión. Y no hablo ya del soldado común alemán, sino, sobre todo, de tropas muy fanatizadas, como determinados elementos de las SS, dispuestas a cumplir con la misión encomendada hubiera o no iglesia de por medio.
Vuelvo pues a mi punto de partida. ¿Podían hacer algo? Desde el punto de vista del consuelo y del apoyo moral, estoy convencido de que muchos curas locales, sobre todo en Francia, donde el riesgo era sin duda menor, lo hicieron. Desde el punto de vista del ejemplo moral, es posible que, a falta de instrucciones claras de su jerarquía, el sistema fallara. En eso estoy de acuerdo, aunque siempre he tendido a separar jerarquía y creencia, son dos cosas distintas.
Con respecto a los elementos compartidos en el ideario, sin duda. La Iglesia es, y en cierto sentido debe serlo, conservadora, tendente al orden, favorable a la jerarquía, y muchas otras cosas. ¿Es eso malo, per se? Creo que no. Cualquiera de nosotros puede coincidir, en su ideario, con elementos de la filosofía de un criminal, otra cosa es que cooperemos con él, seamos sus cómplices o aplaudamos sus delitos.
Y esto me lleva al último punto. Creo que, a pesar de los elementos en común que el Vaticano tuvo con las dictaduras de corte fascista, igual que no tuvo una actitud pública de oposición y resistencia, no la tuvo de apoyo y represión. Creo, volviendo a las argumentaciones iniciales, que lo que si hubo fueron iniciativas personales, tal vez más, muchas más de las debidas, en apoyo de una guerra (civil o mundial) o de un contendiente, que resultaron inaceptables.
Opino, claro.
Un saludo.
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