La última misión

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toryu
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La última misión

Mensaje por toryu » 05 07 2011 02:28

La última misión.
Por Toryu
Marzo de 2010

Mi asistente me acaba de despertar, me había recostado sobre una pila de bombas de 250 kg, el calor del sol me adormeció, es hora de nuestra tercera misión del día. Los mecánicos y armeros han reaprovisionado combustible, lubricante, munición, bombas, de nuestro He-111.
Me desperezo y me dirijo a mi avión arrastrando mis pesados pies, mientras voy ajustando mi equipo y paracaídas que no me quité, solo lo aflojé. Reviso la aeronave visualmente, acaricio su recalentado metal, le hablo, ya que nos ha permitido volver indemnes dos veces éste día, y subo a bordo.
Ludwig, nuestro bombardero, ya está a bordo revisando sus mapas y limpiando su visor Lotfe 3D, siempre con una sonrisa en los labios.
Me acomodo en mi asiento, me esperan varias horas de vuelo, es agotador pilotar este “camión”, aprieto el laringófono sobre mi cuello y pregunto a cada uno de mis tripulantes si están en posición, uno a uno me responden afirmativamente, incluso Ludwig, que está al lado mío mientras sonríe con picardía, es un niño grande. Enciendo motor 1, perfecto, enciendo motor 2, perfecto; RPM, presión de aceite, perfecto; combustible, perfecto. Cambio el paso de la hélice y miro abajo, a la izquierda, Karl, nuestro mecánico jefe, siempre ceñudo, excepto cuando vamos a despegar cuando parece hasta humano, me hace señas de “todo normal” mientras retira la calza de nuestra rueda. Miro a la derecha, otro mecánico retira la calza de esa rueda.
Me dirijo hacia la pista de despegue, me toca después de Gustav; la torre nos ordena esperar mientras él despega, miro hacia los hangares y veo dos Heinkel aparcados, junto con dos perdidos en acción, son cuatro que no volarán con nosotros; Gustav remonta vuelo con normalidad. Nos toca, allá vamos, lo hacemos con normalidad, describimos un amplio círculo mientras los demás alzan vuelo para permitir que nos agrupemos y pongamos rumbo a Inglaterra.
Controlo todos los comandos, miro por el retrovisor y veo la ametralladora dorsal moviéndose arriba y abajo, a estribor y babor, Hector que no se queda quieto en ningún momento, ni siquiera cuando duerme. Toso tres veces, me contestan otras tres toses, es Emil, imitador nato (hay que ver la imitación que hace del Furher , a escondidas por supuesto ) que está recostado en la posición más incómoda: el puesto de tiro ventral trasero, el “Sterbebett” (lecho mortuorio). Miro hacia atrás por babor pero no veo moverse la ametralladora lateral de ese lado, pero escucho una canción por mis auriculares:
Hoert ihr's in den Ohren klingen:
Ran an den Feind!
Bomben! Bomben! Bomben auf Engelland!
Es Ernst cantando su canción favorita: "Bombas sobre Inglaterra”, debe estar cantando mientras controla su equipo y munición, a veces canta canciones infantiles.
A babor, más adelante, veo a Schmidt; a estribor veo a Dieter, volando a su estilo: cada tanto alabea arriba y abajo. Somos unos 40, que vamos a enfrentarnos a los “últimos 50 Spitfires”, más arriba, tascando el freno por tener que volar lento, nuestra escolta: los Me-109 del Kommodore Pitts.
Cruzamos la línea costera, estamos sobre el canal, a partir de ahora estricto silencio de radio, vamos sobre Biggin Hill, base de caza de los Spitfires del 610° Squadron; ésta mañana fuimos sobre Croydon, sobre los Hurricane del 605° y sobre Tangmere, sede del 602°. Se ve la costa inglesa, todos empezamos a escrutar ansiosamente el cielo, buscando los malditos puntos negros que significarán aviones enemigos. Ludwig cruza junto a mí y me sonríe, siempre sonríe, mientras se ubica en la posición de bombardeo. Ajusta el visor, saca sus mapas y fotos, amartilla la MG-15, la hace rotar y me hace señas de que está todo bien.
Todo va bien, de pronto:
-¡Bandidos arriba, a las 2!- Es Hector el que grita el aviso, aún se ven lejos, nuestra escolta se ocupará de ellos.
Ya estamos en línea con nuestro objetivo, donde lanzaremos las bombas y volveremos a casa, me sobresalta la voz de Ludwig:
-¡ 10 minutos para el blanco!-
Lo miro, el bastardo me sonríe, se ha dado cuenta que estaba distraído y lo ha dicho adrede. Volamos a 130 m de altitud, nuestro líder, Hauptmann Krog baja a 60 m, lo seguimos, a lo lejos se ven las instalaciones enemigas, Ludwig me guía, bajo aún 10 m más. Podemos ver la confusión debajo nuestro, las bombas estallar sobre la pista y los aviones aparcados en sus refugios, hombres corriendo de acá para allá, humo de los antiaéreos, casi se puede sentir el miedo, el dolor, la muerte. De pronto un ligero salto me indica que Ludwig ha lanzado las bombas.
-¡Blanco perfecto, blanco perfecto! – Grita Emil, para enseguida agregar, imitando la voz de nuestro comandante: -“Pero puede ser aún mejor, muchachos”.-
Apenas nos sonreímos mientras inicio el viraje para volver a “casa”, hemos pateado el avispero, no será fácil volver sanos y salvos.
-¡Bandidos a las 9, arriba!- se oye gritar a Hector y a Ernst al unísono, decenas de ojos miran en esa dirección. ¡Mier….! Son muchos, se descuelgan sobre nuestros aviones vomitando fuego, y son contestados de la misma forma. Uno cruza frente a nuestra nariz, sin dar tiempo a Ludwig a disparar, buscando un avión que vuela más abajo. De todos nuestros puestos se dispara, grito por el laringófono que ahorren munición cuando somos alcanzados:
-¡Le dieron a Hector! - Grita Ernst- ¡Creo que está muerto, hay mucha sangre!.
-¡Ahí viene otro, Ernst! - Grita Emil.
Raudamente pasa sobre nosotros de babor a estribor un caza enemigo causando nuevos impactos, miro por un segundo los indicadores, todo bien, y vuelvo a mirar el cielo, es una confusión total, se ven columnas de humo por todas partes.
-¡Le dieron a Emil, le dieron a Emil!-Grita Ernst.
La formación se ha deshecho, cada cual trata de salvarse, algunos aviones caen en llamas, busco afanosamente un banco de nubes para esconderme en él, ¡Allí hay uno!, pongo rumbo a él, lo veo lejos, pero el viento parece traerlo a nosotros, ya llegamos, ya llegamos, miro mis indicadores, miro el cielo, miro las nubes, miro el avión. Todo parece normal.
-Emil está mal herido, Hector está muerto, yo estoy bien, la nave está llena de agujeros.- Dice Ernst.
-Bien- Contesto- Ya llegamos a las nubes-
Nos introducimos en el banco de nubes, y me relajo un poco, aprovecho para verificar nuestras reservas, Ludwig corrige nuestro rumbo, de pronto salimos de las nubes, el mismo viento que nos ayudó ahora nos juega en contra. Puedo ver otros aviones nuestros a lo lejos, pero ningún caza enemigo. Corregimos nuevamente el rumbo hacia la base.
-¡Bandidos, bandidos, bandidos!-
-¿Adonde, adonde?-
-¡Arriba a las 12!
Sólo un caza enemigo, pero se descuelga sobre nosotros, disparando con todo, siento los impactos, cristales y fragmentos indefinidos volando por todas partes y un gran golpe en el costado, no dolor, solo el golpe que me saca el aire de los pulmones, en ese instante oigo ratear el motor de babor, pero se recompone, siento los controles duros pero aún responden, miro a Ludwig, me sonríe, pero su mono de vuelo está empapado en sangre, es su última sonrisa.
-¿Ernst, Ernst, me oyes?-
- Si, jefe, Emil murió-
-Ludwig también, vamos a casa Ernst.-
-Muy bien jefe.-
Lo escucho cantar una canción de cuna, me lo imagino abrazado al cadáver de Emil, eran como hermanos.
Me siento tan cansado, mis miembros me pesan, siento húmedo mi costado, estoy mal herido. Me siento tan cansado….mis ojos se cierran… me invade una gran debilidad…me duermo… siento una gran paz… me acuerdo de ti, muñeca… ya no ...ya no voy a volver a verte…que será de ti…me duermo….
FIN


Jugun Kisho (1) Kyuokujitsu-sho (1) Africa Star (1) Atlantic Star (1) Orden Trudovogo Krasnogo Znameni (2) Conspicuous Gallantry (1) Order Wojskowy Virtuti Militari (1) Eisernes Kreuz (1) Medal of Honor (1) Cruz al Mérito Aeronáutico con distintivo blanco (1)

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