La guerra de la prensa Alemana en la Argentina

Descripción: En los años en que los nazis imponía su política de terror, se producía en la Argentina una suerte de "guerra de prensa" entre los alemanes en Argentina.

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La guerra de la prensa Alemana en la Argentina

Mensaje por Otto Heinkel » 02 05 2009 12:12

Memoria: la guerra de la prensa alemana en la Argentina

En los años en que el régimen nazi imponía su política de terror, se producía en la Argentina una suerte de "guerra de prensa" entre los alemanes que vivían en nuestro país, una batalla de linotipos que se libraba en diferentes frentes (ideológico, económico y semántico) y que manifestaba, de algún modo, la fuerte fractura que sufría la comunidad.

Si bien una mayoría de la colectividad era indiferente a temas políticos, una porción importante adhería al Tercer Reich, la misma que anteriormente se había opuesto a la República de Weimar y que anhelaba la restauración de la monarquía: hacia ese sector se dirigía el Deutsche La Plata Zeitung (DLPZ), editado por Hermann Tjarks, que era subsidiado por la embajada alemana y apoyado por las principales empresas de ese origen.

Por su parte, una minoría, integrada por liberales y demócratas, y que creció notablemente con la llegada de judíos, opositores políticos y refugiados al país, se expresaba a través del Argentinisches Tageblatt (AT), el periódico de la familia Alemann, fundado en 1889, que se fue constituyendo en un baluarte en la lucha contra el régimen. Notables eran las caricaturas sarcásticas de Clément Moreau sobre Hitler.

Durante la Primera Guerra Mundial, ambos diarios coincidieron en la defensa de Alemania ante los aliados pero, durante la República de Weimar, empezó una fuerte enemistad que hizo eclosión con la llegada de Hitler al poder, señala Georg Ismar, de la Universidad de Colonia, en el marco de una investigación denominada "La guerra de la prensa alemana en la Argentina durante el tiempo del nacionalsocialismo".

Roberto Alemann cuenta que el diario que dirigía su padre, Ernesto, publicaba muchos de los hechos aberrantes que ocurrían en Alemania: "Todo el Holocausto, desde sus comienzos , se fue denunciando porque mi padre recibía información de amigos del exterior, sobre todo de Inglaterra, Suiza, y Francia antes de estar ocupada". Obviamente, los nazis prohibieron la circulación del Tageblatt en Alemania.

El DLPZ desmintió tajantemente las informaciones del AT sobre la represión contra los hebreos, acusándolo de querer dar una imagen injusta y falsa de la ?nueva Alemania´. El Tageblatt respondió, contundente: "Los nazis dijeron durante diez años que habría juicios sangrientos, que rodarían cabezas y las colgarían. Ahora que este programa de terror se hace realidad, el grupo antisemita declara que las noticias sobre estos hechos son mentiras. (...) Si todo se está desarrollando de acuerdo a lo programado y durante diez años el subvencionado diario nazi nunca ha tenido nada que objetar al respecto".

El trabajo de Ismar revela que, el 31 de marzo de 1933, el DLPZ publicó una absurda cita falsa del líder sionista Theodor Herzl en el Congreso Sionista de 1897: "Si un país trata de oponerse a nuestra influencia, entonces los judíos debemos lograr que los países vecinos le declaren la guerra a ese país. Para ello se debe agitar a la opinión pública, utilizando a la prensa". El AT puso en evidencia el engaño y dio espacio al presidente de la Organización Sionista Argentina (OSA), Nathan Gesang, para que desmintiera la información.

El 1 de abril de 1933 comenzó un boicot de anuncios contra el Argentinisches Tageblatt, impulsado por la embajada alemana y el DLPZ. Ya en el año 1924, junto con la Cámara de Comercio Alemana, el mismo periódico había organizado una acción similar contra el "enemigo" periodístico, por sus notas pro Weimar y las críticas a los alemanes monarquistas.

Ante la nueva medida, el AT recibió el apoyo de personalidades políticas del país, tales como el diputado Enrique Dickman y Alberto Gerchunoff, quienes manifestaron en sus páginas duras críticas a la intromisión del gobierno alemán en la libertad de prensa en la Argentina.

No obstante, el boicot fue exitoso: muchas empresas alemanas -y también argentinas que hacían negocios con aquéllas- retiraron sus anuncios. Y además, entre 1933 y 1936, 140 de las 150 asociaciones alemanas que difundían sus actividades en el AT lo dejaron de hacer, "un buen ejemplo de la ?Sincronización´ (Gleichschaltung) de organizaciones alemanas" implementado por el Tercer Reich, destaca Ismar.

El partido nazi argentino (Nsdap) marcaba de cerca a todo el que publicara anuncios en el Tageblatt. El 12 de mayo de 1933, en su boletín oficial, se preguntaba si "el Dr. Hiller, que publica todavía sus anuncios en el diario sucio, es es el mismo Dr. Hiller, médico jefe del Hospital Alemán". El aludido respondió explicando que su objetivo era evitar una campaña del AT contra la institución, pero que "las últimas notas me impulsaron a retirar estos anuncios".

"Cualquier empleado de las empresas alemanas que fuera encontrado con el diario en la mano era despedido -cuenta Alemann-. Nos pusieron una bomba incendiaria en la imprenta, llenaron la casa familiar con alquitrán, apalearon a redactores, y la embajada alemana nos inició seis procesos judiciales, todos sin éxito".

El AT contrarrestó económicamente el boicot y la persecución con la ampliación de su imprenta, que le permitió brindar servicios a otros periódicos, y además sus compradores se multiplicaron con la llegada de los exiliados del nazismo, unos 45.000 judíos y 5000 refugiados en los años 30.

Mientras tanto, el DLPZ buscaba presentar una imagen positiva de Alemania, publicando notas "amistosas" en español, entrevistando a personalidades argentinas que habían visitado al Reich, o escribiendo artículos sobre la "maravilla técnica" del Graf Zeppelin, cuando éste llegó a nuestras tierras, mientras se producía la masacre de los líderes de las SA, el 30 de junio 1934, y sobre la cual no realizó mención alguna. Tampoco comentó nunca las leyes raciales de Nüremberg de septiembre de 1935.

Desde un comienzo, los nazis quisieron influir en la educación de los niños: casi la totalidad de los más de 200 colegios germano-argentinos seguían programas enviados desde Alemania, y utilizaban el saludo nazi y la esvástica. Ante ese panorama, Ernesto Alemann fundó en 1934 la Escuela Pestalozzi, donde muchos refugiados trabajaron como profesores.

La mayoría de los argentinos fue indiferente a la presencia nazi hasta 1938, cuando la opinión pública se volcó en contra. El cambio fue motivado por la revelación del asunto de las escuelas en los diarios, y sobre todo por el acto por el plebiscito austríaco, el 10 de abril de 1938 en el Luna Park, al que asistieron 20.000 personas, tras el cual hubo peleas callejeras, quema de banderas nazis y ataques a comercios y casas alemanes.

En ese contexto, el Tageblatt participó junto con varios diarios nacionales en una fuerte campaña contra la penetración nazi, en la que tuvo buenos aciertos, apoyando la actividad de la Comisión Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso. Pero también magnificó el fenómeno, y en 1939 llegó a publicar planos que revelaban una supuesta intención de ocupar la Patagonia, una versión que resultó ser falsa.

El DLPZ reaccionó duramente frente a ese movimiento. Ante una acción policial contra los nazis en Eldorado, Misiones, en un suplemento en español publicado el 28 de julio de 1940, señalaba que "no es condenable, ni atenta contra nadie, que esos ciudadanos alemanes tengan en sus casas fotografías del Führer o banderas con la cruz esvástica. Es una cuestión personal y muy lógica. (...) Además, si fuesen espías o tramaran algún complot, se cuidarían muy bien de demostrar su inclinación política para no entorpecer sus propios planes". A su vez, denunciaba la presencia del enviado especial de "un diario con tendencia hostil a la causa alemana".

El gobierno argentino prohibió finalmente al órgano pro nazi el 17 de octubre de 1944, poco antes de declararle la guerra a Alemania. Luego Germán Tjarks, hijo del editor del DLPZ, fundó La Gazeta del Plata, en español, pero éste no tardó en ser clausurado. En cambio, el Argentinisches Tageblatt perduró todo el siglo y sigue saliendo aún, como semanario, hasta nuestros días.

Por Gustavo Efron y Darío Brenman. Diario lanacion.com


"A los idealismos franceses sin significado, Libertad, Igualdad y Fraternidad, les oponemos las realidades prusianas: Infantería, Caballería y Artillería"

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